
La gastronomía de Iberoamérica es un crisol de tradiciones culinarias que se han ido gestando durante siglos, fusionando influencias indígenas, europeas, africanas y, más recientemente, asiáticas. Estos sabores tradicionales no solo narran la historia de nuestros pueblos, sino que también son una manifestación viva de nuestra identidad cultural.
Sin embargo, en las últimas décadas, se ha producido una transformación en la manera en que estos ingredientes y platos se presentan al mundo, gracias a la reinterpretación de los grandes chefs de cada región.
Hoy en día, los sabores que alguna vez se limitaron a las cocinas familiares y los mercados locales, se reinterpretan en los restaurantes de alta cocina, adoptando nuevas formas y técnicas sin perder su esencia. Este fenómeno no es solo una tendencia, sino un testimonio del respeto por nuestras raíces y la capacidad de innovar en la cocina iberoamericana.
Una gastronomía diversa
Iberoamérica siempre ha tenido una gastronomía vasta y diversa. Ingredientes como el maíz, el cacao, el chile, las papas, el aguacate y una amplia variedad de frutas y vegetales autóctonos han sido fundamentales en la creación de platos emblemáticos. La tamalera, la empanada, la cazuela, el mole o el ceviche, son solo algunos de los ejemplos que, aún hoy, conservan su autenticidad en muchos lugares de la región.
Es curioso cómo cada país y cada territorio ha dado una interpretación única a estos ingredientes y, sin embargo, la influencia de las costumbres precolombinas sigue presente.

Reinterpretando los sabores
A lo largo de los años, la cocina contemporánea de Iberoamérica ha logrado un delicado balance entre lo tradicional y lo moderno. Los chefs jóvenes y emergentes comenzaron a emplear técnicas innovadoras como la cocina molecular, la fermentación y la cocina creativa, sin dejar de lado los ingredientes indígenas.
Por ejemplo, el uso del maíz, pilar fundamental de la gastronomía mexicana, ha trascendido la tortilla tradicional para convertirse en ingredientes de lujo, como las “sopas frías de maíz” o el “maíz nixtamalizado”, en texturas y presentaciones modernas.
El cacao, que tiene sus raíces en las antiguas civilizaciones mesoamericanas, se encuentra ahora en postres que combinan sabores dulces y salados de una manera nunca antes vista, fusionando el chocolate con especias tradicionales como el chile y el cardamomo.
En Perú, la cocina de vanguardia también ha logrado transformar platos icónicos como el ceviche. Chefs de renombre internacional como Gastón Acurio o Virgilio Martínez, han logrado darle un giro innovador, presentando ceviches con técnicas de deconstrucción, texturas inusuales y combinaciones poco convencionales, pero siempre respetando el uso del pescado fresco y el toque cítrico del limón, que es la esencia de este platillo.
Los nuevos chefs, guardianes y creadores de tradición
A medida que la gastronomía iberoamericana evoluciona, una nueva generación de chefs está al frente de este proceso de transformación. Y no solo reinterpretan platos antiguos, sino que buscan conectarse con las raíces de sus culturas, entendiendo que la innovación no puede existir sin una profunda comprensión de la tradición.
Por ejemplo, en Argentina, la parrillada, símbolo de la cultura gaucha, se reinventa en los mejores restaurantes, donde la carne se sirve con nuevas guarniciones y se cocinan usando métodos que incluyen ahumados y cocciones a baja temperatura, lo que enriquece el sabor de cada corte.
En Colombia, la cocina afrocolombiana y la influencia de la gastronomía caribeña también están experimentando un cambio, gracias a chefs que exploran ingredientes autóctonos como el ñame, el plátano y los frutos del mar, integrándolos de manera sofisticada y moderna en sus menús.

La sostenibilidad, clave en la gastronomía contemporánea
Y esto es algo fundamental, a medida que los sabores de Iberoamérica encuentran su lugar en la alta cocina global, no hay que perder de vista la importancia de preservar los ingredientes autóctonos. Muchos de ellos están siendo amenazados por el cambio climático y la urbanización, por lo que la sostenibilidad es ahora un tema clave para los chefs y productores locales.
El empleo de productos de proximidad, el impulso de la agricultura regenerativa, el apoyo a los pequeños productores… están ganando protagonismo en la cocina iberoamericana. Esta tendencia no solo tiene el potencial de mejorar la calidad de los platos, sino que también ayuda a proteger la biodiversidad y a preservar nuestro legado cultural.
Armonía entre tradición y vanguardia
Puede decirse que la gastronomía de hoy ha encontrado la armonía entre lo ancestral y lo contemporáneo. Los sabores que nos unen como región siguen siendo los mismos, pero su presentación y contexto han cambiado.
Sin duda, nuestras tradiciones tienen el poder de adaptarse y de enriquecer la cocina global, manteniendo viva la esencia de Iberoamérica en cada plato.
Rafael Ansón