Miel en copa, coctelería para seducir

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Gabriela Sánchez
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miel en la coctelería

Dulce y adictiva, así bien podría definirse la miel, un clásico de la repostería pero también de la coctelería, para equilibrar la acidez y redondear la potencia del alcohol. A menudo socorrida como alternativa al azúcar, por sus propiedades antioxidantes, enzimas y minerales,  este néctar conquista también por su aroma y suavidad. Para el barman creativo, la miel abre un abanico de experiencias sensoriales. Más allá del dulzor, sus notas florales, cítricas o amaderadas añaden una profundidad única a cualquier cóctel. 

Mixología con toque dorado

Una de las formas más comunes de integrar la miel en la copa es mediante jarabes de miel (honey syrup), una mezcla equilibrada de miel y agua caliente en proporciones 1:1 o 2:1, que facilita su incorporación en bebidas frías. A partir de esa base, la gama de sabores aumenta si se infunde con hierbas como romero, tomillo o lavanda, o con especias como canela o cardamomo.

Entre los ejemplos de éxito de su presencia en la mixología figuran clásicos como el Penicillin —a base de whisky escocés, jengibre y miel— o el Gold Rush —bourbon, limón y jarabe de miel— . No obstante,  también tiene cabida en combinaciones con ron especiado, gin cítrico, vodka infusionado o incluso tequila, ofreciendo siempre ese toque natural y elegante que convierte una bebida en una experiencia.

El Bee’s Knees es probablemente el que mejor lo ilustre. Se trata de un cóctel de la era de la Ley Seca que combina ginebra, zumo de limón y sirope de miel, pero cuya simpleza lo hace tan fresco como elegante. Asimismo, sucede con el Smoky Honey Margarita hecho a base de tequila ahumado y lima donde la miel infusionada con chipotle puede ser una alternativa atrevida. Mientras, en la coctelería tiki, es común encontrar la miel de azahar en combinaciones como el Aloha Punch, con ron oscuro, piña y un toque de bitters.

Un aspecto importante que marca la diferencia entre lo óptimo y la excelencia es el uso de la miel artesanal, puesto que las mieles industriales o pasteurizadas, suelen perder buena parte de sus propiedades organolépticas en el proceso.

Más que como edulcorante o remedio medicinal, hoy la miel tiene un lugar asegurado detrás de la barra, y probablemente sea la respuesta a esa necesidad en el bar de ir por una copa tras otra. 

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Gabriela Sánchez