Marco Gavio Apicio, el primer gastrónomo de la Antigua Roma

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Maria Carrasco Lloria
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Marco Gavio Apicio, el primer hedonista culinario de la Antigua Roma

La lengua, las ciudades, las costumbres y, por supuesto, la gastronomía, son algunos de los principales legados que restan de la Antigua Roma. A quienes caminamos hoy sobre los cimientos del imperio que erigieron, nos corresponde reconocer que el verbo "crear" adquiere otro sentido cuando hablamos del ingenio romano.

Cada 21 de abril se celebra la Fundación de Roma, una fecha que rememora el nacimiento de la Ciudad Eterna en el año 753 a.C., según la leyenda de Rómulo y Remo, criados por la mítica Loba Capitolina a orillas del Tíber. Pero si hablamos del origen de nuestra cultura culinaria, el protagonista es otro: Marco Gavio Apicio, considerado el primer gastrónomo de la historia.

De re coquinaria: el legado de Apicio

Marco Gavio Apicio es el nombre detrás de De re coquinaria, la obra gastronómica más antigua que ha llegado hasta nuestros días. Más que el primer recetario histórico, se trata de la primera gran recopilación de recetas romanas y mediterráneas, construida a partir de la tradición oral y diversas reescrituras.

Apicio vivió a caballo entre los reinados de Augusto y Tiberio, en pleno apogeo del Imperio. 

Fue un latifundista y bon vivant, heredero de una gran fortuna que destinó casi en su totalidad a los placeres de la cocina. 

Organizó banquetes, emprendió viajes culinarios por el Mediterráneo y convirtió el arte de la mesa en un estandarte de sofisticación entre centenares de familiares, amigos e invitados de cada rincón del imperio.

El hedonismo culinario en tiempos de Roma

Se cuenta que Apicio no solo tenía un paladar exquisito, sino también un interés genuino por mejorar la calidad de los alimentos desde su origen. Estudió métodos agrícolas, ganaderos y pesqueros para potenciar el sabor de los ingredientes. Su pasión por la cocina lo hizo famoso —y polémico— en su tiempo.

Séneca, Plinio el Viejo y Marcial lo mencionan en sus escritos. De hecho, Séneca se refirió a él como símbolo de opulencia al escribir: “Competir en riqueza con Licinio, en festines con Apicio, en delicias con Mecenas”, en clara alusión a sus legendarias fiestas repletas de los manjares más exóticos vistos hasta la fecha.

Una vida dedicada a la gastronomía que perdura en la memoria

Apicio llevó el hedonismo al extremo. Se dice que, tras arruinarse por su estilo de vida ostentoso, optó por acabar con su vida cuando supo que ya no podría seguir costeando su pasión por la buena mesa.

El poeta Marcial describía la muerte del primer hedonista culinario que ha conocido la memoria con irónica crudeza: “Desesperado de no poder soportar esta amenaza de hambre y sed, te has bebido como último trago un vaso de veneno. Nunca, Apicius, mostraste más glotonería”.

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Maria Carrasco Lloria