
Situada en Serrada, Valladolid, la Bodega De Alberto es uno de los pilares de la viticultura en Castilla y León. Fundada en el siglo XVII y dirigida desde 1941 por la familia Gutiérrez, representa un modelo de bodega que ha sabido fusionar tradición con innovación.
Aunque es ampliamente reconocida por sus vinos blancos dentro de la D.O. Rueda, la bodega también destaca por su gama de tintos bajo la IGP Vinos de la Tierra de Castilla y León, elaborados con Tempranillo de altura, mínima intervención y una filosofía que respeta el paisaje y el ritmo de la vid.
Vinos con estructura, elegancia y autenticidad
Entre sus vinos tintos sobresalen el De Alberto Crianza, criado durante 12 meses en barrica de roble francés y americano, y el De Alberto Reserva, una expresión compleja y elegante que proviene de viñas seleccionadas entre 750 y 900 metros de altitud.
Ambos vinos reflejan el equilibrio entre potencia y frescura, madurez y mineralidad. Son el reflejo de un saber hacer que no busca seguir modas, sino respetar el carácter propio de Castilla y León.
El alma de la tradición: vinos Pálido y Dorado
Y, por supuesto, los vinos que más me sorprendieron: el Pálido y el Dorado. Donde destaca el alma de la preservación del legado vitivinícola, y que hace a Bodegas De Alberto verdaderamente única. Son los espacios dedicados a los vinos de solera y de crianza biológica.
Los Dorados, vinos de crianza oxidativa, han caracterizado la producción de vino de la zona de Rueda durante siglos y la familia Gutiérrez ha mantenido su elaboración de forma ininterrumpida y siempre bajo su más estricto método tradicional, mediante un singular parque de más de 7000 damajuanas expuestas al sol, y un sistema de soleras que conservan un vino madre de más de 80 años.
Este vino es el máximo exponente dentro de su categoría, acumulando premios y reconocimientos que convierten al De Alberto Dorado en un vino icónico. Galardones como la Gran Medalla de Oro en el Concurso Mundial de Bruselas, los 95 puntos de la Guía Peñín, los 91 puntos Parker Wine Advocate, la doble Medalla de Platino y 98 puntos en Decanter, el Gran Zarcillo de Oro, el Gran Bacchus de Oro… entre muchas otras distinciones, avalan la excepcionalidad de este vino histórico.
Un legado que mira al futuro
La apuesta por una viticultura sostenible y responsable es otro de los pilares de De Alberto. La bodega aplica técnicas de agricultura integrada, recupera variedades autóctonas y utiliza levaduras naturales, garantizando así una producción respetuosa con el medio ambiente y fiel al paisaje castellano.
Además, De Alberto se ha abierto al mundo, exportando sus vinos a mercados de Europa, Asia y América, y obteniendo una excelente acogida por su autenticidad, valor cultural y singularidad.
Enoturismo entre galerías centenarias
La bodega también ofrece una experiencia única de enoturismo en Valladolid. Sus galerías subterráneas del siglo XVII, talladas en piedra, son el escenario ideal para recorrer la historia del vino, conocer los secretos de su elaboración y degustar sus referencias más emblemáticas, como el Dorado y el Pálido.
Un vino con raíces profundas
La Bodega De Alberto no solo elabora vino: elabora memoria líquida, respeto por la tierra y legado familiar. Desde sus elegantes tintos hasta sus irrepetibles dorados, cada botella lleva consigo una historia que vale la pena conocer… y brindar por ella.