
Aunque este año ha llegado en mayo, ya se vive en Sevilla, España, la Feria de Abril. Junto a los mantones y claveles rojos, si algo no falta en los paseos en el Real de Sevilla es una copa de rebujito, una bebida alegre y andaluza hasta la médula. No en vano, muchos la bautizan como el alma líquida de la Feria de Abril de Sevilla.
Pareciera que nació a orillas del Guadalquivir, pero en realidad, lo hizo de la casualidad y con bata de farmacéutico. Su historia comenzó en 1985, en la caseta La Rebotica del barrio granadino de Almanjáyar. Allí un grupo de farmacéuticos, acalorados y sedientos durante el montaje de su caseta, encontraron un par de cajas de vino amontillado algo "picaíllo" y, en lugar de desecharlo, decidieron mezclarlo con lo único que tenían a mano: una botella de Seven Up. Así vio la luz el rebujito. Y, como suele pasar con las fórmulas populares, no fue patentado ni embotellado, solo disfrutado e incluso bendecido por algunos.
Hierbabuena, manzanilla y compás: así se baila el rebujito
Basta mezclar manzanilla (o fino, según la zona y el gusto), un refresco de lima-limón, hojas de hierbabuena y hielo para dar riendas a este cóctel. El vino aporta ese punto seco y elegante, el refresco pone la chispa burbujeante, y la hierbabuena remata con su frescor.
El resultado es “demasiado” para beberse en copa, por eso la mayoría opta por servirlo en jarras grandes, y siempre bien frío
Lo mismo para bailar que para acompañar un buen pescaíto frito o papas aliñás, el rebujito cabe, y en realidad debe estar, en cualquier caseta.
¿Y el nombre?
Fue el propio imaginario popular el que puso nombre al rebujito. Derivado del rebujo, mezcla de vino con azúcar y gaseosa típica de Huelva, el cóctel de las sevillanas adoptó su propia variante, aunque los más puristas defienden que su verdadero precursor es el Sherry Cobbler, un cóctel inglés del siglo XIX hecho con vino de Jerez, soda, azúcar y rodaja de naranja.
El rebujito tiene un aditivo especial. De hecho, más de uno dice haber aprendido las sevillanas omo si hubiera nacido en Triana tras un par de copas. Por si acaso, vale mejor beberlo con medida para que tocar las palmas no pierda arte.