
Cada 20 de abril, el mundo celebra el Día Mundial de la Marihuana (conocido como 4/20), una fecha que trasciende el activismo y se adentra cada vez más en terrenos inesperados: la medicina, la cosmética… y también la gastronomía. Lejos del estigma y el sensacionalismo, la marihuana comienza a ocupar un espacio en la alta cocina y en propuestas gourmet que exploran sus cualidades organolépticas, nutricionales y sensoriales con respeto, técnica y creatividad.
Más allá del humo: cannabis como ingrediente culinario
La marihuana (Cannabis sativa) contiene más de un centenar de compuestos llamados cannabinoides, siendo el THC (psicoactivo) y el CBD (no psicoactivo) los más conocidos. En la cocina, se utilizan partes como las hojas, flores y semillas, cada una con perfiles aromáticos y propiedades distintas.
En países donde su uso está legalizado —como Canadá, partes de Estados Unidos, Uruguay o Tailandia— la cocina cannábica ha evolucionado hacia un enfoque gastronómico de vanguardia, alejándose de los tradicionales brownies mágicos para ofrecer platos de autor, técnicas de extracción y maridajes bien pensados.
Sabores verdes: ¿a qué sabe la marihuana?
La marihuana aporta un perfil herbáceo, terroso y resinoso, que recuerda al lúpulo, al té verde o al romero salvaje. Algunos chefs utilizan infusiones con CBD para salsas y aceites aromatizados, o incorporan las semillas de cáñamo (ricas en ácidos grasos esenciales) como topping crujiente en ensaladas, yogures y panes.
El cannabis se puede infusionar en grasa —como mantequilla o aceite de oliva— para activar sus compuestos, o usarse en formato descarboxilado (calentado previamente) si se busca efecto psicoactivo, siempre en microdosis controladas.
Alta cocina y cannabis: un maridaje experimental
Varios chefs pioneros han explorado el uso culinario del cannabis desde una perspectiva sensorial y técnica. Destaca Andrea Drummer, chef californiana que abrió el restaurante Original Cannabis Café en Los Ángeles, donde los menús degustación integran cannabis en platos y cócteles con asesoramiento profesional.
En Canadá, el chef Travis Petersen ha popularizado cenas privadas con microdosis de THC y CBD, creando experiencias culinarias diseñadas para despertar el paladar sin alterar la mente de forma abrumadora.
La tendencia también ha llegado a la coctelería: mocktails infusionados con CBD, bitters con terpenos de cannabis y tónicos de cáñamo se abren paso en bares de autor.
¿Qué partes del cannabis se utilizan en cocina?
- Hojas: Aromáticas, perfectas para infusiones y guarniciones.
- Flores (cogollos): Contienen cannabinoides. Se usan en mantequillas y aceites infusionados.
- Semillas de cáñamo: Nutritivas y legales. Ricas en omega 3 y 6.
- Aceite de cáñamo: Ideal para aliños y preparaciones en crudo.
¿Qué compuestos tiene?
- THC (psicoactivo): Efecto eufórico. Su uso en cocina solo está permitido en países donde es legal.
- CBD (no psicoactivo): Efecto relajante. Muy usado en cocina de bienestar.
- Terpenos: Aromas naturales similares al lúpulo, romero o lavanda.
Técnicas culinarias frecuentes
- Infusión en grasa: Mantequilla o aceite infusionado para activar cannabinoides.
- Caramelización de flores: Para snacks o toppings.
- Microdosificación: Precisión para evitar efectos no deseados.
- Uso en coctelería: Mocktails, bitters y siropes infusionados con CBD.
¿Dónde ya es tendencia?
- California: Restaurantes con menús cannábicos.
- Toronto: Cenas privadas con microdosis.
- Bangkok: Hoteles con cocina wellness infusionada.
- Montevideo: Experiencias sensoriales gourmet.
Beneficios potenciales en cocina
- Añade complejidad de sabor (herbáceo, resinoso, floral).
- Puede aportar propiedades relajantes (CBD).
- Conecta con tendencias de cocina funcional, vegetal y emocional.
Un mundo por regular
En España y la mayoría de los países de Latinoamérica, el uso del cannabis en la cocina está restringido por leyes que aún no contemplan su aplicación gastronómica, salvo en el caso de productos derivados del cáñamo industrial, como aceite o semillas, que sí están permitidos y pueden encontrarse en tiendas gourmet y ecológicas.
No obstante, el interés crece. Ferias como Spannabis o espacios de innovación culinaria han comenzado a incluir ponencias y talleres sobre cocina con cannabis, planteando un escenario futuro donde esta planta pueda integrarse en la gastronomía de manera regulada, responsable y con identidad propia.
¿Moda o revolución verde?
Más que una moda pasajera, la cocina cannábica apunta a convertirse en una rama especializada dentro de la gastronomía del bienestar, el placer y la experimentación. La clave está en la educación, la regulación y el respeto por el comensal, evitando la banalización de un ingrediente que, bien empleado, puede sumar complejidad y narrativa a un plato.
Este 20 de abril, en lugar de pensar en humo, pensemos en humo de cocción. La marihuana, como cualquier otro ingrediente, merece ser entendida desde la técnica, la responsabilidad y la sensibilidad. Porque también desde los fogones se puede transformar la mirada sobre una planta que lleva milenios conviviendo con la humanidad.