
El pez fugu es una especie muy tóxica para los seres humanos y, aun así, a la humanidad le sigue obsesionando superar sus propios límites corporales y lo ha hecho comestible. Ante la presencia del pez fugu en el menú surgen diversas preguntas: ¿cuál es el precio de comer? y si de verdad vale la pena arriesgar la vida por probar ingredientes exóticos.
En Japón, el pez fugu es una de las especialidades exclusivas más codiciadas por los amantes gourmet de todo el mundo. Popularmente, lo conocemos como pez globo, y quienes lo han catado suelen coincidir en que se trata de una delicia.
Para comerlo, deben seguirse unas normas de seguridad que empiezan ya por la pesca y una manipulación adecuada del segundo vertebrado más peligroso del mundo en la cocina. La presencia de tetrodotoxina en su piel e hígado lo convierte en un pescado muy venenoso. Por alusiones, el veneno del fugu es comparable al cianuro de potasio.
¿Qué debo hacer si quiero probar el pez globo sin morir en el intento?
Lo primero es ir a Japón y encontrar a los especialistas en cocinarlo
Los pocos profesionales que pueden manipular este pescado están certificados por el Gobierno de Japón, lo que es una garantía de seguridad del más alto nivel, y se encuentran muy controlados por la Ley de Seguridad Alimentaria japonesa. Es necesario decir en este punto que el consumo de fugu está prohibido en toda la Unión Europea.
Lo siguiente es preparar la cartera, ya que el pez fugu se considera un pescado de lujo
Esto se debe a que, para comerlo, se requiere tiempo y esfuerzo por parte de los cocineros, que además cuentan con una formación específica en la preparación de este pescado. Asimismo, en el pez globo existen más partes desechables que comestibles, lo que requiere una selección muy cuidada y que el pescado cumpla ciertos requisitos.
Una curiosidad es que los desechos de fugu deben almacenarse en contenedores especiales o ser incinerados para que no causen ningún riesgo de salud.
Saber que el fugu se come de más formas además de sashimi
La preparación más famosa del pez globo es en crudo, aunque también se habla de su sabor en escabeches, guisos y hasta ensaladas.
Por su parte, las huevas de fugu son otra exquisitez perteneciente al lujo. De sabor umami y textura cremosa, las huevas deben pasar por un proceso de encurtido durante tres años para eliminar el veneno. En Japón, tan solo hay diez establecimientos que pueden manipularlas, aunque este proceso es ciertamente misterioso y no se sabe con exactitud cómo se realiza la extracción de la sustancia tóxica.
Rezar por atraer la buena suerte que los japoneses atribuyen al pez fugu
La sociedad japonesa está muy implicada en las cuestiones de la suerte y el azar cósmico. En muchas ocasiones, se atribuyen estos poderes especiales a los alimentos más exóticos. Si uno es capaz de comerse un pez fugu y sobrevivir al intento, un poco de suerte sí que ha tenido.
Seguir el peligro, una curiosidad intrínseca del ser humano
La cultura culinaria nos lleva a arriesgarnos un poco de más en ocasiones como esta. Hay un dicho popular que versa que “la curiosidad mató al gato”, pero aquí viene el rey de la locura a decir que “la vida es para los locos” (de parte del sombrero de Alicia en el País de las Maravillas, aunque bien podríamos hablar de Homer Simpson), o como dirían en japonés, para que alguien se decida a hacer eso que no se atreve: “quiere comer fugu, pero no quiere perder su vida”. Una dicotomía bastante justa, por qué no decirlo.
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