Washoku: entre la estética y el juego gastronómico

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Gabriela Sánchez
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washoku japonés

Lo de que con la comida no se juega, cada vez está más echado por tierra. Entre carreras colina abajo, merengadas y el washoku pocas dudas pueden quedar sobre  el carácter lúdico de la comida. En particular, la cultura japonesa ha asumido la filosofía de convertir la cena en un acto estético y emocional donde el color, la forma y la disposición de los ingredientes importan tanto como el sabor. Así, da la bienvenida al universo del washoku y sus protagonistas visuales: el kyaraben y el kazarigiri.

El washoku, reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, celebra la armonía entre comida y estación. Así, en fechas como Año Nuevo, los platos suelen tener diseños de tortugas, grullas y abanicos tallados que simbolizan longevidad y buena fortuna. Mientras, el kyaraben responde al diseño de personajes con los alimentos, el  kazarigiri se encarga de nombrar la técnica del corte decorativo para hacer posible este y otras creaciones. 

La fantasía culinaria del Bento-Kyraben 

Hace unas semanas las redes viralizaron las ideas de decoración culinaria de una madre en Tokio que convertía dos huevos fritos en la silueta del osito Winnie o un plato de sushi en Nemo. Pero, la técnica no es una novedad, sino que se remonta a varias décadas. Bajo el nombre de bento, este arte comenzó con una simple caja.

Bento tradicional de arroz y salchichas

En sus inicios se refería a esa lonchera tradicional japonesa transformada en un espacio creativo, al distribuir cada ingrediente con un sentido estético muy atractivo sobre todo para los niños.

Porque si esta técnica surgió con un fin fue el de hacer que los niños comieran.

Pero hay una versión que lleva este concepto a otro nivel: el kyaraben, o bento de personajes.

Decorar para nutrir

El nombre de kazarigiri podría traducirse como “tallar belleza en la comida” y , literalmente lo logra. Para facilitar el kazarigiri, es habitual el empleo de moldes para sándwiches en formas divertidas como ositos, cortadores de verduras con forma de estrella y otros tantos implementos desarrollados solo para ello. Así casi cualquier ingredientes puede dar riendas a un bento.

Ante alimentos poco amigables en edades tempranas como pescados y vegetales, la  nutricionista especializada en alimentación infantil Elzita Borges afirmaba la aceptación positiva de esta estética tan comprometida con la función nutricional y emocional. 

Pero no solo lo visual se beneficia con la técnica, el kazarigiri también mejora el sabor. Tallar los ingredientes en piezas más pequeñas permite que absorban mejor los aliños y caldos. 

Comer con los 5 sentidos no es una opción en Japón, la decoración es una invitación a probar, sin temor y por supuesto, divertirse en el proceso. 

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Gabriela Sánchez