
Preparar café de puchero fue en su momento un recurso de ingenio y necesidad, cuando en el mercado no había tanta variedad de cafeteras como hoy. Con sólo un puchero, una cazuela o un cazo y un colador de tela ya se podía elaborar.
En la actualidad, este método, que podría parecer obsoleto e innecesario, tiene todavía gran cantidad de adeptos gracias a su sencillez y sabor.
En grandes comidas y fiestas, el café de puchero es un clásico. Destaca por su sabor particular, que no tiene nada que envidiar al café elaborado con cafetera. Los ingredientes necesarios, además de agua, son café y un poco de achicoria, que aporta un toque de amargor y color.
En los tiempos en que las posibilidades económicas eran escasas, la cantidad de achicoria era mayor debido a la carestía del café. En la actualidad, sin embargo, ha pasado a ser un ingrediente casi necesario, si bien el buen café infusionado se consigue con un grano tostado y molido de calidad.
Para preparar un buen café es necesario que el molido se realice momentos antes de utilizarlo. No influyen tanto el tipo de cafetera ni el método. Un café recién molido se distingue con claridad de otro elaborado varios días antes, sobre todo, en cuestión de aroma.
Si se compran paquetes de café molido y envasado al vacío, es preferible que, una vez abiertos y consumida la cantidad que se necesita, se envase de nuevo al vacío para que conserve mejor el aroma. Conviene además moler el grano minutos antes de tomarlo.