El excesivo precio de ser celíaco

Creado:
Autor:
Credito
Maria Carrasco Lloria
Categoría
Alimentos sin gluten aptos para celíacos

Optar por leche vegetal o reducir el azúcar puede ser una elección, pero para las personas celíacas, evitar el gluten no es opcional. El pan, la pasta y otros miles de productos que contienen esta proteína presente en el trigo están completamente vetados para quienes padecen celiaquía. Por tanto, ser celíaco o sensible al gluten afecta directamente a la dieta y a la economía, porque la compra de los productos que acepta el organismo se escapa de la elección. 

El impacto económico de la celiaquía: ¿por qué comer es más caro sin gluten?

Estudios recientes confirman que la economía de una persona celíaca se ve notablemente más afectada que la de alguien sin intolerancias, llegando a gastar entre 900 y 1200 euros más al año.

El gluten está presente en la mayoría de alimentos industrializados, y quienes deben evitarlo no solo deben vigilar ingredientes, sino también utensilios, superficies y hasta aceites reutilizados, para no exponerse a la contaminación cruzada. Todo esto convierte la alimentación sin gluten en un proceso meticuloso e indudablemente costoso.

Un precio alto no justifica un precio abusivo

Los productos sin gluten, especialmente los procesados, son tratados por el mercado como productos gourmet o de lujo, pese a ser de primera necesidad para los celíacos. El pan sin gluten, por ejemplo, puede costar entre dos y tres veces más que el pan común. En formatos como el pan de molde, no es raro encontrar precios de 4 a 6 euros por menos de 500 g, mientras que el pan convencional ronda 1 euro por kilo.

Lo mismo ocurre con la pasta. Mientras un paquete de medio kilo con gluten cuesta entre 1 y 2 euros, su versión sin gluten puede superar los 3 euros fácilmente en marca blanca, por no hablar de que algunos alcanzar los 7 y los 8 euros. Esta diferencia, que en apariencia puede justificarse por factores de producción, no deja de ser una penalización indirecta a la salud.

Existen varias razones detrás de estos precios elevados: la baja producción industrial por baja demanda, el uso de múltiples ingredientes sustitutivos para imitar la textura y sabor del trigo, y los controles de calidad más estrictos precedidos por análisis de los alimentos e ingredientes. Sin embargo, un precio alto no justifica un precio abusivo

Cuando hablamos de salud y necesidad médica, el acceso equitativo a la alimentación debe ser un derecho, no un privilegio.

Conclusión: la salud es un derecho, no un privilegio

Para las personas celíacas, comer sin gluten no es una moda ni una dieta de adelgazamiento, es su única medicina. Por ello, los productos aptos para celíacos deberían estar subvencionados, regulados o apoyados mediante incentivos a los productores -o a los afectados- o políticas públicas. La salud no debería costar más, y mucho menos ser inaccesible para quienes la necesitan.

Credito
Maria Carrasco Lloria