
En un mundo audiovisual donde la gastronomía ha ganado protagonismo, pocas series han conseguido capturar el alma del vino como lo hace Drops of God. Disponible en plataformas como Apple TV+, esta producción franco-japonesa, basada en el exitoso manga homónimo (Kami no Shizuku), transforma la cata de vinos en una experiencia dramática, sensorial y profundamente humana.
Más que una serie sobre vinos, Drops of God es una historia sobre el legado, los vínculos familiares, la memoria emocional y la cultura que rodea a cada botella.
Un argumento que embotella emociones
La serie arranca con la muerte de Alexandre Léger, un influyente crítico de vinos y autor de la prestigiosa Enciclopedia del Vino. En su testamento, deja su vasta y codiciada colección en manos de quien logre superar una serie de pruebas sensoriales. Los dos candidatos: Camille, su hija Francesa, e Issei, su discípulo japonés.
Este duelo no solo pone a prueba el conocimiento técnico, sino la capacidad de conectar con el vino desde lo emocional. Cada episodio se convierte en una especie de cata dramatizada, donde los aromas y sabores activan recuerdos, sentimientos y traumas. El vino deja de ser un objeto de lujo para convertirse en vehículo narrativo.
Cultura del vino en clave didáctica y visual
Uno de los grandes aciertos de Drops of God es cómo convierte el lenguaje del vino, a menudo percibido como elitista, en algo accesible y fascinante. Las metáforas visuales empleadas para representar los aromas o las notas gustativas ayudan al espectador a comprender que catar vino no es solo un ejercicio técnico, sino una forma de leer el mundo.
La serie también promueve el conocimiento sobre regiones vinícolas, variedades de uva y métodos de elaboración. Se exploran terroirs franceses y japoneses, y se reivindica el carácter universal del vino como lenguaje común, más allá de las fronteras culturales.
Un impulso para el enoturismo y la formación
Desde su estreno, Drops of God ha reavivado el interés por la cultura del vino entre nuevos públicos. Escuelas de sumillería, bodegas y tours enológicos han comenzado a usar fragmentos de la serie como herramienta didáctica, y algunos vinos mencionados en la trama han visto aumentar exponencialmente su demanda.
La producción también pone de relieve el rol de la educación sensorial como puente entre generaciones. Camille, sin formación previa, debe aprender a catar, oler, memorizar… El espectador crece con ella. El mensaje es claro: cualquiera puede aprender, si hay sensibilidad y dedicación.
¿Una serie para aficionados o expertos?
Drops of God ha sido aplaudida tanto por profesionales del vino como por amantes del drama. Su equilibrio entre rigor enológico y profundidad emocional la convierte en una serie única. No se necesita ser experto para disfrutarla, pero quien lo sea encontrará múltiples guiños y referencias a vinos icónicos y momentos históricos de la viticultura.
Una copa llena de humanidad
Drops of God demuestra que el vino puede ser mucho más que una bebida. Puede ser una metáfora de la vida, una manera de entender nuestras raíces, una herramienta para conectar con los demás y con nosotros mismos.
Desde Excelencias Gourmet, celebramos esta serie como un tributo audiovisual a la cultura vinícola, con sensibilidad, profundidad y belleza.