
“Nuestros productos cumplen con los más altos parámetros de calidad, por eso comenzamos desde la tierra, velando cada detalle del cultivo y cosecha. Soy hijo de un conservero italiano. Mi abuelo también era conservero.
De ahí mi pasión por este mundo. Provengo de una familia de siete hermanos, todos empresarios. Además, tenemos muchas tierras en Italia, en las cuales se cosechan los frutos con los que hacemos las conservas y néctares”, confiesa Crisci.
“Nos ha complacido mucho llevar nuestra experiencia de Europa a América. Tenemos un gran mercado en Cuba y mi experiencia me ha permitido incursionar acá con buenos resultados.
“Ya son varias nuestras líneas de cítricos en este país y otras están en proceso, con nuevas tecnologías y un know how que transmitimos con gusto, al igual que aprendemos de la experiencia cubana y de todo lo que nos aporta”, explicó.
Según el directivo italiano, en Cuba hay una importante escuela de conservas, excelentes profesionales, “por lo que pienso que aquí está el futuro del sector en Centroamérica. Esta es una isla que no está dormida y que tiene un futuro prometedor”, aseveró.
“Ya solicitamos un espacio en la Zona Especial de Desarrollo de Mariel para hacer una fábrica de concentrado de piña. En Brasil tenemos tres. Estamos trabajando para prosperar y ayudar también a Cuba.
“Dentro de muy poco, quizás en cuatro años y si mantiene el ritmo, Cuba va a impresionar en materia de exportaciones y crecimiento económico, sobre todo porque está pensando muy bien cada paso, aplicando la tecnología correcta, invirtiendo con seguridad”.