El “abc” de la gastronomía chulapa en Madrid

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Gabriela Sánchez
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gastronomía de Madrid

Aún no es mayo, pero ya Madrid huele a fiestas. Y es que si ya es habitual que la capital española no duerma, los primeros quince días del mes son literalmente para tirar la casa por la ventana. Casualidad o no, sus celebraciones más emblemáticas se condensan entre el 2 y el 15 de mayo, la primera fecha registrada como Día de la Comunidad de Madrid y la segunda y más castiza: San Isidro, patrón de la ciudad. 

Serán días en que las calles se llenan de chulapos, verbenas y, por supuesto, de aromas que invitan a sentarse a la mesa o tender un mantel en La Pradera, porque, claro, no hay fiesta sin banquete, y en la capital, los sabores típicos son una parte esencial del alma madrileña. Así nace esta serie de reportajes que recorrerán la gastronomía madrileña de la A a la Z. Empecemos por su abc.

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Aceitunas de Campo Real: el aperitivo que sabe a Madrid

No se puede hablar de tapas madrileñas sin mencionar las aceitunas de Campo Real. De hecho, cuenta con denominación de origen protegida. Se derivan de la variedad manzanilla y se suelen aderezar con tomillo, hinojo, orégano y ajo.

Más del 75% de la producción de aceitunas de mesa en la región se dedican a esta variedad, que ha conquistado bares, tabernas y hogares por igual. Destacan por ser muy aromáticas y por eso son imprescindibles de los aperitivos. 

Besugo a la madrileña

Puede parecer paradójico que un producto de mar sea uno de los platos más madrileños, pero es que su preparación lleva un sello muy peculiar. El secreto está en su horneado con pan rallado y sus clásicas rodajas de limón. La tradición se remonta a finales del siglo XVIII, cuando llegaron los permisos para traer pescado fresco desde el Cantábrico. Desde entonces acompaña las mesas sobre todo en Navidad y ocasiones especiales.

bocata de calamares

Bocata de calamares

El bocata de calamares no necesita presentación. Sencillo y sabroso: rebanadas de pan crujiente y calamares fritos a la romana. Si pasas por la Plaza Mayor y no te lo comes, ¿has estado realmente en Madrid? Algunos le ponen alioli, otros un chorrito de limón, pero la esencia está en el crujiente del calamar. 

 

 

bartolillosBartolillos, el dulce de las fiestas madrileñas

Con la Semana Santa aún reciente, las vitrinas de las panaderías vuelven a sacar a la luz los bartolillos, los dulces más populares de esta festividad en Madrid y que tampoco pueden faltar en San Isidro. Ellos no son más que empanadillas de crema pastelera. 

Cuentan que resulta del nombre Bartolomé, que solía ser popular en el siglo XIX madrileño. Tiene una fuerte influencia árabe, de hecho, recuerda a elaboraciones como las torrijas, los pestiños o las rosquillas. 

Su diferencia estriba en que la masa se hace con manteca.

Cocido madrileño: alma en tres vuelcos

Si se habla de gastronomía madrileña lo primero que se menciona es el cocido. Tanto así que da igual si es invierno o verano, siempre habrá motivos y espacio para sacar la cuchara. 

De origen humilde, este guiso de garbanzos, verduras y carnes se sirve en tres tiempos: primero la sopa, luego los garbanzos y finalmente las carnes. Dicen que su precedente más directo es la adafina judía, aunque transformada con la inclusión de cerdo y otros sabores típicos españoles. 

Callos y caracoles: placer de taberna

De los platos que muy apetitosos no suenan a primeras, sobre todo para los extranjeros, son los callos a la madrileña y los caracoles. En el primer caso deriva de  tripas de vaca, morro, pata, chorizo y morcilla fundidas en una cazuela.

callos a la madrileña
Callos a la madrileña

Los caracoles, por su parte, no llevan mucha explicación. Su clave está en la salsa, un caldo especiado que pide pan a gritos. 

Con estas primeras letras, calentamos motores para vivir las fiestas madrileñas con el espíritu y la cuchara listas. 

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Gabriela Sánchez