El Cointreau es un licor que, a día de hoy, parece haber estado siempre presente. Precisamente por haberlo dado por sentado, muchas veces no sabemos que forma parte de algunos de los clásicos que dieron origen a la coctelería moderna. El Cointreau ha marcado una época, pero también ha dado forma a estilos y, sobre todo, a muchas historias. Conoce el viaje de cuatro cócteles hechos con Cointreau que probablemente ya has probado, pero que te van a gustar más a partir de ahora.
El Cointreau nació en 1849 como un triple sec listo para convertirse en el alma de muchos cócteles. Con su sabor a naranja amarga, fue protagonista en barras de todo el mundo, desde París hasta su asentamiento definitivo en Nueva York.
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Cosmopolitan
Reconocido por quienes toman y no toman cócteles, el Cosmopolitan fue el cóctel más fotografiado de los años 90, y también uno de los principales protagonistas en la pantalla grande durante las últimas décadas del siglo XX.
El Cosmopolitan se convirtió en un símbolo indiscutible de la cultura popular gracias a Carrie Bradshaw. Con una mezcla de Cointreau, vodka, lima y arándano, ¿qué podía salir mal para la diva neoyorquina?
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Margarita
Desde Acapulco al mundo entero, la Margarita es uno de los cócteles más icónicos: acompaña comidas, noches de copas, tardes en la piscina y miles de anécdotas. Tequila, lima y Cointreau, de la mano de la celebrity Margarita Sames, cambiaron el rumbo de México en la coctelería.
Sidecar
Sin ser un añadido a otro elemento, sino un verdadero protagonista, el Sidecar siempre ha sido percibido como un cóctel masculino, elegante y refinado, aunque hoy llega a cualquier paladar. Su nombre proviene, según se dice, de un oficial que pedía esta mezcla de brandy, zumo de limón y Cointreau al llegar al bar en una motocicleta con sidecar. ¿Fue en París o en Londres? Es un misterio. Lo que sí quedó claro es que enseguida se convirtió en un clásico.
White Lady
Ginebra, limón y Cointreau no podían fallar para convertir una copa en leyenda. Desde los años 30, la fuerza del White Lady representa la finura que marcó una década en Londres, de la mano de bartenders ya reconocidos como Harry Craddock y Harry MacElhone. Buen gusto, sofisticación y un legado más que perdurable se encuentran en una sola copa.
