
De septiembre a diciembre, las cocinas se tiñen gracias a los granos rojos de la granada. Esta fruta, emblema del otoño, guarda en su interior enormes beneficios para la salud y curiosidades sin fin. Además, es entretenida y muy versátil, ya que se integra de maravilla tanto en platos dulces como salados.
Abrir una granada es todo un desafío que revela sabores, aromas y hasta un pequeño juego: pelarla y disfrutarla en recetas a las que aporta el frescor de octubre, el confort que pide noviembre y el crujiente y el color que iluminan las comidas decembrinas.
¿Sabes qué? La granada es la fruta escondida en la bandera de España
4 platos para conocer bien la granada
Cordero al estilo sefardí
Este plato es un veterano de la granada y un testimonio histórico de la Al-Ándalus en la que convivían tres culturas. Su origen se remonta a la comunidad judía sefardí, asentada en la Península Ibérica durante siglos.
La receta combina cordero —uno de los animales más habituales en su gastronomía— con naranja dulce y agria, hierbas mediterráneas como tomillo, laurel y orégano, vino blanco o Pedro Ximénez, granada y ciruelas pasas, para lograr ese toque dulce tan característico de las cocinas orientales.

Curry de carne y granada
¿Quién dijo que la granada no combina con sabores intensos? La personalidad de esta fruta otoñal es ambivalente, y en este caso corona un plato de carne encebollada bañada en salsa de curry. El sabor de la India viaja por el mundo y encuentra un aliado allá donde crece un granado.
Risotto de granada y queso azul

Lo que a simple vista podría parecer un arroz con leche con frutos rojos es en realidad un auténtico manjar otoñal. Sus sabores se mueven entre el dulzor ácido de la granada y el umami de un queso azul potente. La preparación arranca con un buen chorro de brandy para nacarar el arroz y finaliza con una nube de parmesano rallado, imprescindible en cualquier risotto.
Hummus de calabaza y granada
Para unir los mejores ingredientes de la temporada, basta con asar una calabaza y triturarla con garbanzos cocidos, ajo, zumo de limón, tahini y sésamo negro, como en un hummus tradicional. A la mezcla se le añade una pizca de curry en polvo y se corona con un puñado de granos de granada, que aportan frescor y crujiente.
El resultado es una explosión de color otoñal, perfecta para sorprender y alegrar a cualquier invitado que busque refugio frente a las primeras notas del frío.
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