
De por si la miel puede considerarse un lujo y un tesoro, ya que no se da por casualidad ni obtenerla es sencillo. Por el contrario es el resultado de una laboriosa faena que llevan a cabo las abejas, en un proceso en el cual estas recogen néctar y otras partes de flores y plantas, las transformar con encimas que poseen, y luego ellas mismas las colocan a madurar en panales. Un proceso sorprendente, para un insecto tan pequeño.
Posteriormente interfiere la mano del hombre a través de la apicultura, técnica mediante la cual se extrae la miel de la colmena. Este proceso no es nuevo, inclusive hay algunas referencias de los egipcios y griegos donde hablan de la miel.
Entre las culturas prehispánicas los Mayas también llegaron a conocer las bondades de este rico alimento. La historia cuenta que la antigua civilización criaba abejas Meliponas, un tipo muy social que no poseen aguijon pues el mismo se degeneró, por lo tanto no pueden picar.
En la actualidad, países como China, México, Argentina, Alemania, Canadá y Turquía han generado de la miel toda una industria gourmet.
Lo sabroso del mundo de la miel, y lo que quizás muchos no saben, es que las características de estas varían dependiendo del tipo de planta de dónde la abeja extraiga el néctar a procesar. Dando como resultado diferencias características físicas y químicas que forman un abanico de ricos manjares para ser saboreados y deleitar el paladar. De lo anterior surge el concepto de la Cata de Mieles.
Al cambiar el tipo de miel por diferenciación de flor utilizada por la abeja, encontramos un grupo de productos que pueden ser catados, analizando por ejemplo color, aroma, textura y lo más interesante: Sabor.
Lo cual nos muestra, que la miel es un producto que será diferente en cada país, pues no todos los territorios tienen la misma flora. Entonces, estamos en presencia de un alimento que al igual que el vino, tiene muchísimo que ofrecer y hay mucho por probar.
Actualmente, en los mercados gourmet internacionales se comercializa, y a muy altos costos, el panal de cera, el cual ha sido considerado todo un manjar el cual los aficionados a la vida gourmet comen bien sea untándolo en pan y otros sumergen trocitos en el té. Una experiencia apta solo para paladares educados y sibaritas.