
Cuando se piensa en cócteles presidenciales, lo primero que viene a la mente son recetas sofisticadas o bebidas clásicas con siglos de historia. Sin embargo, el expresidente de los Estados Unidos Bill Clinton rompió con los estereotipos al elegir el Snakebite, una mezcla de cerveza lager y sidra, como su cóctel predilecto para los momentos de relajación.
Durante su paso por la Casa Blanca, y especialmente en sus escapadas privadas, Clinton recurría a esta bebida de origen británico para desconectar del ajetreo político y disfrutar de un momento informal, ya fuera en reuniones privadas o en ambientes más distendidos.
Origen británico, adopción americana
El Snakebite nació en el Reino Unido, donde se convirtió en una bebida popular entre jóvenes y aficionados a los pubs. Tradicionalmente, se elabora con partes iguales de:
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Cerveza tipo lager
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Sidra de manzana seca
En algunas versiones —conocidas como Snakebite & Black— se añade un chorrito de licor de grosella negra para dar un toque dulce y un color rubí intenso. Sin embargo, la receta preferida por Clinton era la más clásica: refrescante, seca y fácil de preparar.
Receta clásica del Snakebite
Ingredientes
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50% cerveza lager
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50% sidra de manzana seca
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(Opcional: 15 ml de licor de grosella negra)
Preparación
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En un vaso frío, verter primero la cerveza.
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Añadir suavemente la sidra para evitar que la mezcla se agite en exceso.
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Si se desea, añadir el licor de grosella para una versión Snakebite & Black.
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Servir inmediatamente, sin remover.
Un trago que rompía protocolos
Que un presidente se decante por una bebida asociada a la cultura de pub británica es, cuanto menos, curioso. Pero Bill Clinton siempre se caracterizó por su estilo accesible y su capacidad de conectar con el ciudadano común. En ese sentido, el Snakebite —sin pretensiones, fácil de preparar y de gusto refrescante— encajaba perfectamente con su personalidad.
Snakebite: entre la tradición y el símbolo
Hoy, el Snakebite no es solo una mezcla de cerveza y sidra: es también un ejemplo de cómo la coctelería puede reflejar personalidad, contexto histórico y actitud vital. Que un líder mundial optara por esta bebida para relajarse en sus momentos más íntimos nos recuerda que, a veces, la simplicidad también tiene su encanto.
Un brindis presidencial sin etiquetas
En un mundo donde la coctelería se ha vuelto cada vez más sofisticada, el Snakebite representa una vuelta a lo básico, a la combinación de sabores que no necesita artificios para conquistar. Bill Clinton lo sabía. Y quizás por eso lo convirtió en su cóctel personal, su brindis informal y su momento de escape en medio de la responsabilidad política.
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