A menudo damos por sentado que una dieta saludable se basa, exclusivamente, en la combinación de alimentos que aportan a nuestro organismo los nutrientes necesarios. Sin embargo, para que un menú se considere en realidad saludable, la primera condición es que los alimentos sean inocuos y su ingesta no represente un peligro microbiológico, físico o químico para los consumidores.