Pocos alimentos en el mundo coinciden en la mesa de cualquier latitud como es el pan. Millones de personas lo consumen diariamente de disímiles formas, bien como base de desayunos, meriendas o comidas. Y es que desde que los antiguos habitantes del Neolítico descubrieron que podían moler cereales y cocerlos sobre piedras calientes, el pan ha acompañado a la humanidad sin importar los hemisferios.