
En un mundo tan acelerado, la fatiga mental se ha convertido en un problema de salud generalizado: el agotamiento en la toma de decisiones diarias acaba repercutiendo directamente en nuestra alimentación.
Se estima que una persona puede tomar hasta 40.000 decisiones la día y cambiar de tarea incluso 300 veces con facilidad. Sin embargo, el estado de consciencia de una persona en la toma de decisiones se va resintiendo con el paso de las horas y la consistencia de las acciones que hayan ocurrido durante el día. El ejemplo perfecto de cómo la fatiga mental afecta a la dieta es que el estrés sostenido incrementa los casos de diabetes, obesidad y trastornos de conducta alimentaria.
¿Qué es la fatiga de decisión? El papel del cortisol y los antojos
Las obligaciones cotidianas exigen al cerebro sopesar constantemente opciones: desde lo que vestimos hasta lo que comemos. Este desgaste, conocido como fatiga de decisión, merma la fuerza de voluntad y reduce nuestra capacidad de priorizar una dieta equilibrada.
Aquí entran en juego los antojos. Suelen venir de la mano del cortisol, la hormona del estrés, cuya principal función es, básicamente, poner al cuerpo en “modo alerta”. Para compensar, el cerebro busca energía rápida en forma de azúcares y carbohidratos simples—principalmente comida rápida y ultraprocesados—favoreciendo antojos impulsivos y decisiones poco meditadas que perjudican la salud.
Estrategias para combatir la fatiga mental
Planificar las comidas: diseña menús semanales y ten a mano snacks saludables (frutos secos, yogur, fruta) para evitar decisiones de última hora.
Tomar las decisiones importantes a primera hora de la mañana: cuando el cerebro recién se ha activado y aun no se ha expuesto a una gran toma de decisiones, estas suelen ser más razonables y meditadas, por lo que, en cuanto a las comidas, lo mejor es dejarlo todo establecido durante las primeras horas del día.
Practicar la alimentación consciente (mindful eating): Dedica cada comida a disfrutar de sabores y texturas, minimiza distracciones (móvil, televisión) y aleja los productos menos saludables de tu alcance. Sobre todo, encuentra las opciones saludables que más te gusten y aprende a disfrutarlas, sin forzarte, mientras te tomas un tiempo contigo mismo o con quienes te componen un entorno agradable.
Prioriza el descanso mental: Incorpora pausas breves de desconexión (paseo, respiración profunda, meditación) para recargar tu mente y reducir el estrés acumulado. Es importante tomar estos descansos repartidos durante el día para evitar que la fatiga mental actúe sobre la vida personal.
La fatiga de decisión es un enemigo silencioso de una dieta saludable para casi todo el mundo. Ser consciente de su impacto y aplicar técnicas de planificación, mindfulness y descanso mejora nuestras elecciones alimentarias, fortalece la salud física y mental, y optimiza todas las decisiones diarias.