En el universo del vino español, Diego Magaña representa una generación inquieta. Heredero de una tradición vitivinícola familiar, hijo del célebre Juan Magaña, pionero del merlot en Navarra con Viña Magaña, decidió escribir su propia historia, sin renunciar a sus raíces.
De Navarra al Bierzo: el comienzo de una filosofía
Su primer vino personal nació en Navarra en 2005, pero fue en El Bierzo, tierra de Mencías y suelos vivos, donde empezó a fraguar una filosofía clara: mínima intervención, respeto al terroir y vinos que expresan el lugar sin artificios en 2014. Gracias a su amigo Raúl Pérez, figura clave en esta región, Diego elaboró vinos que hoy son referencia de elegancia y autenticidad.
Magaña, creador de micro territorios
Hoy, los vinos de Magaña nacen de micro parcelas en regiones de Navarra, Bierzo y Rioja Alavesa. Trabaja variedades autóctonas, recupera viñas viejas y evita los procesos invasivos: fermentaciones espontáneas, uso mínimo de sulfitos, sin clarificación.
Diego es ajeno a los dictados del mercado y está comprometido con una viticultura honesta. Su meta es profundizar en cada botella donde sus expectativas son llegar a unas 60.000 botellas en La Rioja y unas 25.000 en El Bierzo.
La elegancia de lo invisible
Los vinos de Diego Magaña no buscan deslumbrar a primera vista. Su fuerza reside en la sutileza, en esa elegancia que crece en la copa y permanece en la memoria. Son vinos pensados para quienes buscan emoción, no espectáculo.
En un mundo saturado de etiquetas estridentes, Diego prefiere dejar que el vino hable por sí mismo.
“No quiero contar mi vino. Quiero que lo descubras”, afirma.
Añada 2024: una sinfonía de pequeñas parcelas
Durante la presentación de la añada 2024, que saldrá al mercado tras el verano, Magaña mostró seis vinos profundamente ligados a su origen:
Rapolao 2024 del Bierzo una añada espectacular donde el vino tiene una intensidad contenida y una frescura extrema.
Valdehorta 2024 del Bierzo el carácter de la añada favoreció una maduración más lenta en esta zona, aunque hubo que vendimiar con rapidez debido al giro climático.
Anzo blanco 2024 de La Rioja con una producción limitada de solo 1.600 botellas donde la frescura está acompañada por un fondo serio y matizado por lo que el reposo en botella le viene de maravilla.
CDVIN 2024 de La Rioja donde la vendimia fue rápida para retener la frescura y evitar las sobre maduraciones.
Anza La Canoca 2024 donde se reafirma como un vino que mira de frente a los grandes tintos de guarda de la Sonsierra, siendo afinado, fresco y envolvente.
Anza Carramonte 2024, 2023 y 2022 donde pudimos apreciar un vino controlado y con bastante frescura, pudiendo comparar las tres añadas dando como resultado que, su evolución, con el paso del tiempo lo sitúa entre los grandes vinos de la nueva generación.
Rapolao 2023 un vino tinto de taninos muy finos, con un elegante toque calcáreo, que deja a su paso una agradable sensación de armonía y elegancia.
Un año inusual por la coincidencia en vendimias entre Bierzo y Rioja, resultado de un ciclo muy lluvioso.
El futuro es pequeño, pero profundo
Diego Magaña no aspira a crear un imperio vinícola. Su visión se basa en lo pequeño, lo cuidado, lo significativo. Cada vendimia es una conversación con la tierra. Cada botella, un relato contenido.
En tiempos de ruido, su mensaje es claro: observar, respetar, acompañar. Con sensibilidad. Con humildad. Con arte.
