
Un par de capítulos de Los Simpson son un clásico imperdible de la hora de comer. Justo después del noticiero diario comenzaban las aventuras de Homer, en las que, aunque tuvieras la tripa llena, siempre quedaba un huequito para devorar —visualmente— unas rosquillas, un fresisui o fantasear con algún día probar la verdadera cerveza Duff. El 19 de abril celebramos el Día de Los Simpson y su rica cultura culinaria, ficticia o realista, pero siempre divertida.
Casi como una religión, familias enteras se reunían frente a la televisión para reír al ritmo de la familia Simpson y las extravagantes anécdotas que no cesaban de suceder en Springfield. Más de uno ha escupido el agua con alguna de las bromas telefónicas de Bart a Moe o las muy absurdas e hilarantes salidas de Ralph Wiggum, que además han quedado marcadas para la historia de la televisión.
Los Simpson, una referencia gastronómica surrealista
En Los Simpson, temporada tras temporada —hasta que el infinito universo de Matt Groening termine nadie sabe cuándo—, la gastronomía siempre ha adquirido un tinte especial (que no amarillo).
Aquí van unas cuantas referencias que, si has visto Los Simpson, recordarás perfectamente, y si no los has visto, te insto a que los veas. Dicen que la risa alarga la vida. En esta selección —muy reducida ante 36 temporadas de show— hay miles que no podemos nombrar, aunque si nos quieres contar tus favoritas, estaremos encantados de leerte en redes sociales.
Los Tres Bocateros
Bart, Lisa y Marge comienzan el blog “Los Tres Bocateros” (The Food Wife; ep. 491), una parodia de los tres mosqueteros más gastronómicos. En este capítulo probarán comida internacional, desde las mayores delicias del mercado amarillo hasta platos absolutamente asquerosos a los que no les hacen ningún asco. Este episodio recorre la gastronomía mundial junto a algunas de las figuras más relevantes del panorama culinario estadounidense, como Gordon Ramsay y Anthony Bourdain.
Tampoco olvidemos aquel capítulo en que Homer Simpson se convierte en el más despiadado crítico gastronómico (Guess Who's Coming to Criticize Dinner?; ep. 229) bajo la atenta mirada del Diario de Springfield, enfrentándose a expertos que intentan silenciarlo… con comida.
“A ella le hubiese gustado que me la comiese yo”
¿Quién no recuerda el trágico suceso de Tenacitas (Lisa Gets an "A"; ep. 210)? Homer come y llora al mismo tiempo pensando en aquella langosta que había rescatado del tanque de un restaurante y adoptado como mascota. Por ignorancia, la cocina sin saberlo, preparándole un baño bien caliente. El resto, puedes imaginarlo.
Ya en la mesa, Homer sollozaba sin compartir con el resto de su familia: “A Tenacitas le hubiera gustado que me la comiese yo”. Menos mal que Spidercerdo no tuvo la misma suerte.
Un “Súúúper Squishee” flipante
Cuando 20 dólares inesperados llegan a manos de unos niños —y más si hablamos de Bart Simpson y Milhouse Van Houten— sabes que nada puede salir bien (Boy-Scoutz 'n the Hood; ep. 5:8). Obra de Apu en su Badulaque (o técnicamente Kwik-E-Mart), el dúo sufre una intoxicación de azúcar que los lleva a un viaje astral tras beber un Squishee concentrado. El momento cumbre es la parodia de New York, New York en un paseo alucinógeno por Springfield.
Fugúmeme
Los capítulos en los que la familia Simpson acude a un restaurante —más allá de tomar una Krusty Burger— siempre son épicos. En el restaurante Fugutástico (One Fish, Two Fish, Blowfish, Bluefish; ep. 2:11), los cocineros japoneses preparan pez fugu, un pescado venenoso. Homer se atreve a probarlo, pero al ser mal manipulado por un pinche, termina envenenado y le dan solo 24 horas de vida.
Una oda a la vida —y a la muerte— del marido de Marge, que de alguna forma parece inmortal.