
No hay mejor plan para el día de Santiago Apóstol que vivir el Camino de Santiago. Para muchos significa plena conexión espiritual, fe y, para otros, una ruta hacia el descubrimiento de la historia detrás del casi medio centenar de vías para llegar a la catedral de Santiago de Compostela, donde descansan sus restos.
Tan popular como histórica, la peregrinación hasta la capital gallega tiene un punto gastronómico que importa por su valor cultural pero también por la buena alimentación clave ante semejante desgaste físico, durante días e incluso semanas. Comer y comer bien en el recorrido, abre la puerta a una cocina regional rica, diversa y adaptada a las necesidades del viajero, parte esencial de la experiencia jacobea.
¿Qué comer durante el Camino de Santiago?
La alimentación del peregrino debe ser equilibrada, energética e hidratante. Lo habitual es realizar entre 3 y 5 comidas al día:
Desayuno: pan, fruta, frutos secos, lácteos o embutidos, aceite de oliva y cereales.
Meriendas: fruta natural, barritas, pequeños bocadillos o frutos secos.
Comidas y cenas: platos con proteínas, verduras y carbohidratos fáciles de digerir (como pasta, tortilla o pan con tomate).
Entre los productos más valorados por su sabor, historia y aporte nutricional está el queso Palo Santo, originario del Monasterio de San Bieito de Pereira (Cuntis) y elaborado con leche de vaca 100 % gallega.
Camino de Santiago: comidas típicas y paradas imperdibles
Cada ruta hacia Santiago de Compostela entraña sus propios secretos y comidas típicas, en dependencia de los países, comunidades e incluso clima. Descubramos lo típico en las más populares.
Camino Francés: tradición y contundencia
Se trata de la ruta más popular con una fuerte identidad gastronómica:
- Navarra y Aragón: De tu paso por ella, debes probar los espárragos, pimientos de piquillo, alcachofas de Tudela, ternasco y los melocotones de Calanda, clásicos de la huerta navarra. Para beber, nada mejor que un licor de pacharán.
- La Rioja: Aquí es típico el bacalao a la riojana, las chuletillas al sarmiento y los potentes vinos D.O.C. Rioja.
- Castilla y León: Además de una copa de Ribera del Duero, comer en esta comunidad española es un llamado a degustar carnes como el lechazo de Burgos o Palencia, el botillo leonés, la morcilla, la cecina y los guisos de caza menor.
- Galicia: La llegada no se puede celebrar de otra forma que con pulpo á feira, lacón con grelos, empanadas, cocido gallego, pimientos de Padrón y la famosa tarta de Santiago.
Dónde comer en el Camino Francés:
Mesón O Cebreiro (O Cebreiro): cocido maragato.
Pulpería Ezequiel (Melide): uno de los mejores pulpos de Galicia.
Casa Chelo (Arzúa): cocina casera para reponer fuerzas.
A Horta do Obradoiro (Santiago): cocina local con opciones vegetarianas.
Camino del Norte: mar, montaña y pintxos
Para los amantes de las vistas costeras, esta es la vía. Abarca desde el País Vasco hasta Galicia, por lo que su gastronomía, tal como sus paisajes, son una fusión de mar y montaña:
- San Sebastián y Bilbao: es una parada obligada para irse de pintxos. Entre los más típicos, destacan el de bacalao al pil-pil, el de foie o las tortillas rellenas.
- Cantabria: No pases por aquí sin probar un buen cocido montañés (alubias, berzas, chorizo), quesadas y sobaos.
- Asturias: fabada, pastel de cabracho, cachopo, sidra y si te alcanza el tiempo, pásate por alguno de sus merenderos.
Camino Portugués: entre chocos y dulces
Similar a este, pero con el plus de los dulces de convento, el Camino portugués como su nombre lo indica va desde Portugal a Galicia. Aunque breve, su cocina es inmensa.
- En Portugal: la invitación es a probar el bacalao en mil versiones, el caldo verde, la francesinha, o los pasteles de nata.
En Galicia: pulpo, empanadas de maíz con choco (especialidad de Redondela), zamburiñas, navajas y mariscos de la ría de Vigo.
Pulpo a feira
Dónde comer:
A Muralla (Redondela): mariscos y carnes a la parrilla.
La Boquería (Baiona): tapas creativas como chocos sobre patata.
O Xantar de Otelo (Cesantes): especialidades con choco de la ría.
O Muiño (Caldas de Reis): cocina gallega tradicional.
Vía de la Plata: calor, esfuerzo y sabor interior
Aunque menos frecuentada que las anteriores por las altas temperaturas en verano, la ruta que va desde Sevilla, presenta algunos tramos con oferta gastronómica más limitada, por lo que se recomienda llevar provisiones. No obstante, desde la provincia de Zamora hasta Ourense, destacan platos como los guisos de caza, los embutidos artesanales y los quesos locales.
¿Restaurante o cocina de albergue?
Los restaurantes tradicionales son la mejor opción para disfrutar de menús del día o del peregrino (entre 8 y 15 €), con propuestas caseras que incluyen primer plato, segundo, postre y bebida.
Además, algunos albergues permiten cocinar y compartir con otros peregrinos, una experiencia que también nutre… pero de historias.
¿Un consejo? Si puedes, sigue hasta Fisterra. Allí, la cocina marinera brilla con platos de marisco fresco, caldeiradas, empanadas y pescados de roca.
En el Camino también se come
Cada paso es un bocado de historia. Cada región, una receta. El Camino de Santiago también es una ruta gastronómica, y comer bien no solo es necesario: es una forma de honrar la cultura local y de hacer más memorable la travesía.
Porque el sabor, como los recuerdos, también queda grabado en el alma del peregrino.
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