
¡Arrope rico de la Mancha, al buen arrope!
¡EI choriceroooo!, ¡El perrero!
¡EI horchaterol
¡Maní, manisero, maníííí!
¡ El bocadito de heladoooo…!
¡Pay de coco y de guayaba, el original…!
Del siglo XVIII o del XXI, de las plazas de España o de Cuba, los pregones gastronómicos han sido la voz más espontánea y jocosa de la comida callejera. Lo mismo en calles que mercados o avenidas hicieron del mero comercio una expresión genuina del arte popular, de su ingenio y la cultura culinaria más tradicional. Dieron musicalidad a recetas, y luego, las propias recetas inspiraron el cante.
La figura del pregonero nació en la Península Ibérica medieval, donde su función original era difundir noticias y edictos oficiales a viva voz. Sin embargo, al llegar a América, el oficio adquirió matices propios: en los virreinatos, además de proclamar mandatos reales, se ofrecían productos frescos y servicios básicos, entre ellos la gastronomía. Así, en algunos con más vigencia que en otros, hoy resuena en ciudades de Iberoamérica anunciando platos caseros típicos de cada nación.
Pregones: de la plaza a la calle
La dinámica del pregonero consistía (y consiste) en recorrer distintos barrios para captar clientes, improvisando versos con cadencia, y en muchos casos sentido del humor, que encajaran con el ánimo del día o que comentaran las noticias recientes.
Mientras en Cuba el vendedor de maní calentito entonaba frases que, en 1928, inspiraron a Moisés Simons a componer el célebre son El Manisero, en España se anunciaba, por ejemplo, el chorizo de perro, con un grito de “el perrerooo” o el arrope manchego, dulce mosto cocido típico de la Mancha, con la voz de ¡Arrope rico de la Mancha, al buen arrope!.
Y otros como el “caracolero de Cádiz” se transformaron en coplas flamencas. Por otro lado, en Venezuela y Puerto Rico, muchos de ellos mantienen vigencia en fiestas populares como los dedicados a las arepas, en el primer caso, o al pescao de Aguadilla en el segundo. Mientras, en otros países como Brasil y México se integraron a géneros como el samba y la música de feria.
Así sonaban:
- ¡Caracolillos, cangrejos, percebe! (en España solía anunciar la venta de estos mariscos cocidos con sal, en algunos casos con limón o laurel)
- ¡Pan, pan caliente para la buena gente! (pan recién horneado, típico en Puerto Rico y otros países de América)
- ¡Llegó el plátano asado! ¡El platanito asado, la calabacita y el camote! (tradicional en México para referirse a plátanos maduros asados sobre brasas o plancha, e igualmente la calabaza y la batata o boniato)
- ¡El coquito acaramelado! (un clásico cubano que anuncia bolas pequeñas hechas con coco rallado mezclado con azúcar o miel)
El pregón gastronómico en tiempos actuales
Si bien la modernización del comercio ha hecho que en muchos lugares haya perdido fuerza, en Cuba, por ejemplo el pregón se ha actualiza con ellos, no solo en materia de tecnologías, usando amplificadores y grabadores de sonido, sino también en cuanto a la variedad de ofertas. Lo que en un inicio solía ser para la venta de maní, caramelos, frutas o tamales, hoy incluso promociona pizzas cubanas.
En Cartagena de Indias, las palenqueras aún venden frutas tropicales cantando, mientras en Oaxaca, lo hacen con el tamal, por ejemplo…Así, quien los escucha puede estar convencido no solo de ser testigo del más puro ingenio popular en torno a la cocina callejera, sino de que aquellas frases aunque efímeras, se quedarán grabadas por siempre cuando se piense en ese plato.
Imagen (Pixabay)