
Es una frase que se repite como un mantra en terrazas, festivales y barbacoas: “La cerveza va con todo”. Pero si eres de los que la suelta con convicción mientras se sirve una lager con tarta de queso… quizá este artículo te haga replanteártelo.
La cerveza es una de las bebidas más versátiles del mundo, sí. Pero eso no significa que sea un comodín universal. El maridaje cervecero también tiene ciencia, lógica y hasta poesía, y conocerla puede cambiar por completo tu experiencia gastronómica.
¿Por qué creemos que combina con todo?
La respuesta es sencilla: la cerveza es accesible, refrescante y democrática. Además, muchas de las comidas populares del mundo (pizza, hamburguesas, tacos, frituras) tienen afinidad con su frescor y su capacidad para limpiar el paladar.
Pero esa facilidad ha generado un falso mito: que todas las cervezas sirven para todos los platos. Y no, una IPA amarga no queda bien con un ceviche. Ni una stout encaja con ensaladas verdes. El resultado puede ser un desastre de sabor.
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¿Qué tener en cuenta al maridar cerveza?
Para acertar, hay que entender el tipo de cerveza que se tiene entre manos. ¿Es ligera? ¿Densa? ¿Ácida? ¿Tostada? ¿Aromática?
Aquí algunas claves:
- Cervezas rubias (lager, pilsner): van bien con comidas ligeras, ensaladas, arroces y pescados.
- Cervezas ámbar o tostadas: combinan con carnes blancas, ahumados, pizzas y quesos suaves.
- IPA (India Pale Ale): con su amargor intenso, requieren platos especiados o picantes.
- Stout y porter: funcionan con postres de chocolate, platos de caza o carnes grasas.
- Cervezas de trigo: perfectas con sushi, mariscos, quesos frescos y cocina asiática suave.
La regla de oro: equilibrio y contraste. Lo ideal es que ni la comida opaque a la cerveza, ni la cerveza domine al plato.
Errores clásicos del “la cerveza va con todo”
- Pedir una lager helada con guiso de cordero: la carne se impone y la cerveza desaparece.
- Maridar una stout densa con ceviche de lima: el dulzor y la cremosidad oscurecen el plato.
- Acompañar una ensalada verde con IPA: los amargos compiten y saturan el paladar.
¿La solución? Conocer un poco más de estilos cerveceros y probar, sí, pero con criterio.
Cuando sí es cierto que la cerveza lo eleva todo
Hay ocasiones en que la cerveza brilla como aliada perfecta:
- En un tapeo informal con croquetas, tortilla o boquerones.
- En platos callejeros con toques picantes o fritos.
- En postres donde el chocolate y el café se fusionan con cervezas oscuras.
- En barbacoas, donde cervezas ámbar o estilo Märzen hacen magia con la carne.
Incluso hay chefs que la usan como ingrediente en salsas, masas o reducciones. ¿La clave? Elegir el estilo adecuado.
Si amas la cerveza, hazle justicia. No todas combinan con todo, pero hay una para casi cada plato si sabes buscarla.