La Tardebuena arrasa en los bares: la Navidad más canalla y rentable del año

La Tardebuena arrasa en los bares: la Navidad más canalla y rentable del año
La Tardebuena ha pasado de vermú improvisado a fenómeno social y económico. El 24 de diciembre al mediodía se ha convertido en uno de los días de mayor facturación para bares y restaurantes, con un consumo ágil, callejero y sin protocolos que redefine la Navidad urbana.
Tardebuena
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Martes, Diciembre 23, 2025 - 18:00

La Navidad ya no empieza en el salón de casa ni espera al brindis formal. En España, y especialmente en las grandes ciudades, la Tardebuena se ha convertido en uno de los momentos más potentes, y rentables, del calendario festivo. Una celebración informal, callejera y sin etiquetas que arranca al mediodía del 24 de diciembre y que, año tras año, gana peso social y económico.

Lo que nació como un vermú improvisado es hoy un fenómeno de masas. Según datos del sector hostelero, la Tardebuena se sitúa entre los tres días de mayor facturación del año, junto a Nochevieja y el Día de Reyes. En zonas de alta concentración de bares, el consumo puede incrementarse entre un 30 % y un 50 % respecto a un sábado habitual, con picos aún mayores en barrios céntricos.

Barras llenas, rotación rápida y consumo sin protocolo

La clave del éxito está en el formato. La Tardebuena no se sienta: se vive de pie. El ticket medio es más bajo que en una comida formal, pero la rotación es altísima. Copas, cañas, vermús, vinos por copas y algún espumoso temprano dominan el consumo, acompañados de bocados rápidos y reconocibles: croquetas, gildas, tortilla, jamón ibérico, ensaladilla, marisco sencillo.

Los datos confirman que el alcohol concentra buena parte del gasto. El vino y la cerveza lideran, pero el vermú vive uno de sus mejores días del año, y el cava comienza a asomar antes de tiempo, señal de que la frontera entre tarde y noche se difumina cada vez más.

Para muchos bares, la Tardebuena es una prueba de resistencia: refuerzo de personal, cartas simplificadas, eliminación de reservas y una gestión casi quirúrgica del espacio. No hay sobremesa, hay flujo. Y eso, en hostelería, es oro.

Una celebración sin solemnidad (y sin excusas)

La Tardebuena ha triunfado porque rompe con la rigidez navideña. No hay mesas largas ni discursos, ni menús cerrados ni compromisos familiares. Se brindan reencuentros, se cruzan generaciones y se habla con quien no se veía desde hace años. Es la Navidad sin maquillaje, más cercana al bar de siempre que al mantel planchado.

Este carácter canalla y espontáneo explica por qué la Tardebuena se ha consolidado como una tradición urbana, especialmente entre adultos jóvenes, pero también entre generaciones que ya no buscan solemnidad, sino celebración compartida.

Impacto económico y cultural

Más allá del consumo, la Tardebuena tiene un valor simbólico claro: devuelve la Navidad a la calle. Para la hostelería independiente, representa una oportunidad clave de cerrar el año con caja fuerte. Para las ciudades, una imagen reconocible de convivencia, bullicio y cultura gastronómica viva.

Eso sí, el éxito también plantea retos: control de aforos, limpieza urbana, seguridad y convivencia vecinal. Un equilibrio delicado entre celebración y exceso, que forma ya parte del debate navideño en muchas ciudades.

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Cuando la Navidad empieza antes

Cuando cae la tarde y toca volver a casa, muchos lo hacen con el ánimo ya templado, alguna historia nueva y la sensación de haber celebrado algo auténtico. Porque para una parte creciente de la sociedad, la Navidad no empieza al sentarse a la mesa. Empieza mucho antes, en una barra compartida, con una copa en la mano y sin necesidad de grandes discursos.

La Tardebuena no es la antesala de la fiesta. Para muchos, es la fiesta.