
Desde hace 75 años, Rizka Licores, ubicados en la provincia de Jaén, España, ha sabido evolucionar sin perder su esencia. La empresa que hoy dirige María Isabel Bonachela deviene un negocio familiar que surgió con la idea de crear bebidas a base de orujos, licor de café y poco más. Hace una década se han abierto al mercado internacional y a la gran distribución. Así llega a los lineales de grandes superficies como Mercadona y Carrefour.
Con un catálogo de más de 60 tipos de licores, Rizka destaca sobre todo por sus diseños, desenfadados y coloridos a tono con los sabores de los que se apropia. Entre sus productos se encuentran cremas, ginebras —como la Gin Premium de fresa o melón—, el reconocido vodka caramelo, licores de arroz con leche, sandía, piruleta o fresa con nata.
No obstante, lo que diferencia a Rizka, insiste Bonachela, es la calidad de la materia prima y el enfoque artesanal del proceso. En el caso de los licores sin alcohol, utilizan zumos naturales con pulpa, el mismo tipo de zumo que se tendría en casa. Y en los que llevan alcohol, emplean exclusivamente alcohol de origen agrícola, combinado con crema elaborada a partir de lácteos reales. Ello deriva en la posibilidad de eliminar la probabilidad de resaca.
La firma cuenta, además, con la certificación IFS Food, la máxima en seguridad alimentaria a nivel internacional, con una puntuación de 9,8 sobre 10. Un aval que respalda la seriedad del proyecto y el cuidado que ponen en cada botella.
Si bien en España existen otras marcas que también trabajan sabores similares, Bonachela cree que la diferencia está en la forma de hacerlo. “No es por mirarme el ombligo” -dice-. “Pero somos los mejores haciendo esto”.
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