Durante el mes de diciembre, el consumo de bebidas alcohólicas suele incrementarse, impulsado por celebraciones, reuniones sociales y comidas festivas. En este contexto, conviene ir más allá de la simple graduación alcohólica y detenerse a analizar qué tipo de bebida se consume, cómo se elabora y de qué manera se integra en los hábitos sociales. No todas las bebidas alcohólicas son iguales ni producen los mismos efectos, y estas diferencias responden a factores históricos, culturales y tecnológicos.
Esta información se apoya en datos facilitados por la Alianza Mexicana por un Consumo Moderado, un grupo multidisciplinario que promueve el diálogo informado y la prevención del consumo nocivo en México.
El mercado global del alcohol y los patrones de consumo
El mercado global de bebidas alcohólicas mantiene una tendencia de crecimiento sostenido de cara a la próxima década. A escala mundial, el consumo no se distribuye de manera uniforme entre los distintos tipos de bebidas. Los destilados concentran cerca del 45 % del consumo total de alcohol en volumen de etanol, seguidos por la cerveza, con aproximadamente un 34 %, y el vino, con alrededor del 12 %.
Estas cifras ayudan a entender por qué el impacto del consumo puede variar significativamente según el tipo de bebida elegida y el contexto en el que se consuma.
Fermentadas y destiladas: una diferencia clave
Una de las principales distinciones entre las bebidas alcohólicas está en su proceso de elaboración. Las bebidas fermentadas, como la cerveza y el vino, suelen contener entre 4 % y 14 % de etanol, mientras que las bebidas destiladas alcanzan concentraciones mucho más elevadas, situadas habitualmente entre 35 % y 40 %.
Esta diferencia influye directamente en la forma de consumo, la velocidad de ingesta y los efectos percibidos, especialmente en periodos festivos donde las ocasiones para beber se multiplican.
La cerveza y su consumo social
La cerveza destaca, además, por su complejidad química. Puede contener más de 700 compuestos que influyen en su sabor, aroma y textura. Esta diversidad sensorial favorece un consumo más pausado y social, asociado a momentos prolongados en la mesa y a un ritmo de ingesta más moderado.
Según estudios recientes citados por la Alianza Mexicana por un Consumo Moderado, en contextos de consumo moderado, la cerveza puede aportar vitaminas del complejo B, minerales y antioxidantes, siempre dentro de un patrón responsable y consciente.
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Elegir con información para evitar excesos
En una época como diciembre, marcada por celebraciones continuas, conocer las diferencias entre bebidas alcohólicas puede ser una herramienta útil para evitar excesos. Entender su origen, composición y forma de consumo permite tomar decisiones más informadas y alineadas con un enfoque de consumo moderado, clave para reducir riesgos y disfrutar de las celebraciones sin sobrepasarse.
La información y el diálogo, como promueve la Alianza Mexicana por un Consumo Moderado, son fundamentales para fomentar una relación más consciente con el alcohol, especialmente en los momentos del año en los que su presencia es mayor.
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