
La cocina no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma. Y cuando esa cocina viene acompañada de historia, aromas intensos y el relato de culturas milenarias, se convierte en una experiencia transformadora. Esto es lo que propone Natacha Cocina en cada una de sus clases: un verdadero viaje por el mundo a través de sus sabores.
En esta clase el ciclo "Cocina por el Mundo", Natacha nos invita a descubrir la riqueza de la cultura árabe, una de las más antiguas y fascinantes, cuya cocina refleja el alma de sus pueblos: generosa, aromática, familiar y profundamente simbólica. Las especias ocupan un lugar protagónico en cada plato. No se trata solo de sabor, sino de historia, medicina ancestral, rituales y herencia. Cada pizca de comino, cada rama de clavo de olor o cada gota de agua de azahar conecta con siglos de sabiduría.
Durante la clase, el aula se impregnó de los perfumes del ajo, y el sésamo. A través de preparaciones como el Keppe cocido, el Harise y los tradicionales humus y baba ganoush, los asistentes no solo aprendieron técnicas culinarias, sino también tradiciones y costumbres de los pueblos de Medio Oriente.
Uno de los platos que más cautivó fue el Harise, un postre de sémola y coco bañado en almíbar perfumado con clavo de olor y esencia de vainilla. Su preparación, minuciosa y casi ceremonial, remite a las cocinas familiares donde se comparten generaciones de recetas. El toque final: una almendra en el centro de cada pieza, símbolo de abundancia y celebración.
Receta destacada: Harise (pastel árabe de sémola y coco)
Ingredientes
- Azúcar impalpable 100 g
- Sémola de trigo 2 tazas
- Manteca 80 g
- Harina de trigo 0000 ¼ taza
- Yogur 120 g
- Polvo de hornear 1 cdita
- Coco rallado 1 taza
- Almendras c/n
Almíbar - Azúcar 1 taza
- Agua ¾ taza
- Jugo de limón c/n
- Clavos de olor 3
- Esencia de vainilla c/n
Preparación
Precalentar el horno a 160 °C. Mezclar los ingredientes secos, añadir la manteca derretida y el yogur hasta formar una masa. Volcar en una fuente enmantecada, emparejar y marcar los tradicionales rombos. Decorar con una almendra en el centro de cada uno. Hornear hasta dorar.
Mientras, preparar un almíbar suave y perfumado. Al retirar el harise del horno, verter la mitad del almíbar y dejar reposar. Repetir hasta que se absorba todo. ¡Un festín para los sentidos!
Cada clase de Natacha Cocina es un pasaporte sensorial. No solo se aprende a cocinar, se aprende a sentir, a escuchar la historia detrás de cada plato y a valorar los rituales que se heredan. Cocinar se vuelve una forma de conocer el mundo, y Natacha, con su calidez y conocimiento, es la guía perfecta en este recorrido.
Porque viajar también puede ser con las manos en la masa, el corazón abierto y el alma dispuesta a saborear el mundo.
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