
En el corazón de Reggio Emilia, una pequeña ciudad en el norte de Italia, se encuentra el que es probablemente el viñedo más pequeño del mundo: tan solo 20 metros cuadrados en la azotea de un palacio del siglo XVI. Se trata de Via Mari 10, un proyecto visionario del empresario y coleccionista de arte Tullio Masoni, que ha unido el arte contemporáneo con la tradición vitivinícola de forma singular.
Via Mari 10: vino exclusivo a 5.000 euros la botella
Con una producción de solo 30 botellas al año, este vino tinto elaborado con uva sangiovese no se vende en tiendas ni en restaurantes, sino en una galería de arte, Bonioni Arte, cercana al viñedo. Cada botella tiene un precio de 5.000 €, no por su rareza solamente, sino porque Masoni las considera obras de arte.
Una mezcla de suelo italiana en el tejado
El viñedo se alimenta de una mezcla especial de arcilla, piedra caliza, grava y suelo silíceo procedente de diferentes regiones de Italia. Las vides crecen desde el patio interior del edificio y suben hasta la azotea, creando un entorno que fusiona lo natural con lo urbano.
Vino convertido en escultura
La producción de Via Mari 10 va más allá del vino. Las barricas donde envejece son esculturas del artista Lorenzo Menozzi, que representan figuras humanas. Además, la etiqueta del vino ha sido diseñada por Giuseppe Camuncoli, dibujante de cómics de Marvel, aportando un toque aún más artístico y exclusivo al proyecto.
¿Degustar o admirar? Una obra para no descorchar
Masoni invita a los compradores a no abrir las botellas. Su objetivo es que sean contempladas como piezas de colección.
“El vino puede ser arte si lo contemplas con los mismos ojos”, afirma el creador de este singular proyecto, que ha despertado la atención del mundo gourmet y artístico.