De cero a 300.000: así conquistó Pablo Teipro el vino en TikTok e Instagram

De cero a 300.000: así conquistó Pablo Teipro el vino en TikTok e Instagram
Pablo Teipro cuenta cómo pasó de la restauración a liderar una comunidad de vino en redes: formatos virales, independencia para opinar, criterios de calidad-precio, maridajes y futuro 70/30 (entretenimiento-formación). Una guía honesta para acercar el vino a todos.
Pablo Teipro
Pablo Teipro
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Cristina Ybarra
Martes, Septiembre 30, 2025 - 14:10

Hablar de vino en redes sociales parecía misión imposible. Pablo Teipro (Pablo Teijeira) ha demostrado lo contrario: con naturalidad, cercanía y un lenguaje directo, ha conseguido que miles de personas se acerquen a la copa sin miedo ni complejos. Su comunidad crece cada día, y hoy es uno de los influencers más reconocidos en el mundo del vino. Entre recomendaciones, curiosidades y directos virales, ha tendido un puente entre la tradición vinícola y una nueva generación digital.

Pablo ha estado nominado a los premios Yummy y a los Vinoinfluencers World Awards 2025 

Pablo, ¿recuerdas el primer vino que despertó en ti la curiosidad por este mundo?

Sí, Juan Piernas, Murcia. Fue de los primeros que me emocionó y pensé: “ostras, se pueden hacer cosas súper chulas”.

¿Cómo pasaste de disfrutar el vino de manera personal a estudiarlo y compartirlo con una comunidad digital?

Empecé por los restaurantes, especialmente El Chato en Murcia. Quería que el vino fuese diferencial y crear una experiencia completa. Empecé a estudiar, a catar con gente muy potente de Murcia; me recibieron genial, visité bodegas con ellos.
Luego colaboré con influencers murcianas (Miriam Alegría, la Enfermera Rubia, Noelia Farma…) para llenar mis restaurantes. Funcionó muy bien y Miriam me dijo: “tienes que crear contenido”. Me resistí (“a los 41 años, bailar en TikTok…”), pero me enseñó y arranqué.
Al principio, el vino era un 20% de mi cuenta (recetas, visitas a restaurantes…). El público me llevó al vino: los reels que más gustaban eran los de vino y la audiencia los pedía. La cuenta la ha transformado el público, no yo.
Ahora quiero reabrir un poco hacia gastronomía y lifestyle del vino (formato queso y vino, y variaciones: vino y ostras, vino y chocolate, maridajes con torreznos…). Siempre con el vino como eje, pero más abierto, esperemos ver si el público lo acepta.

¿Cuál fue la publicación o formato que marcó un antes y un después en tu crecimiento de seguidores?

Tres momentos:

  1. Un vídeo comentando en directo la lista de los 10 mejores vinos del mundo de Wine Spectator. Lo subí el día de mi cumple y en 24 h hizo 1 M de views en TikTok.

  2. Un reel sobre vinos submarinos: 8 M en Instagram.

  3. Este verano, “mitos y verdades”: 2,5 M en Instagram y 2 M en TikTok; +60.000 seguidores. Lo que más me gusta es que se ha convertido en formato estándar en el mundo vino.

Pablo
Pablo Teiejira (foto cedida por el entrevistado)

¿Qué crees que te diferencia de otros comunicadores del vino en redes sociales?

Que no soy sumiller, y eso me da independencia para decir lo que pienso. Puedo decir si algo no me gusta o me encanta. Hablo en lenguaje llano: lo tiene que entender mi abuela, la vecina del quinto y un profesional. Y no me preocupa si al “mundo del vino” no le gusta mi contenido: no lo hago para ellos.

¿Qué te piden más tus seguidores: recomendaciones de vinos accesibles, ¿curiosidades, formación o experiencias de cata?

Va cambiando. Antes funcionaban mucho los rankings (top 3…). Ahora curiosidades comprensibles. Y hay recorrido en maridajes: estoy cerca de dar con mi formato ideal.

¿Sientes presión al saber que miles de personas esperan tu opinión sobre una botella o una tendencia?

Sí, presión por si el vídeo gustará o no (las views y el engagement). Recomendar vinos, menos: no soy Peñín ni catador profesional. Recomiendo lo que me gusta, mi comunidad conoce mis gustos; si no coinciden, no pasa nada. Si no te gusta, unfollow y listo.

¿Qué criterios sigues a la hora de recomendar vinos?

Primero, que me guste. Luego, calidad-precio según tramo (10, 20, 100 €… no se exige igual). Busco vinos accesibles para la gente. Me alejo de ultraindustriales y de “por-para” sin sentido. Falta un etiquetado serio de aditivos; cuando llegue, elegiremos mejor.

¿Sientes que las bodegas te ven más como un aliado o todavía hay desconfianza hacia la figura del influencer?

De todo. Me da pena que las bodegas pequeñas (a las que más podemos ayudar) nos vean lejanos. Con un buen creador y estrategia, cada euro puede repercutir muchísimo en ventas y branding.

¿Qué vinos o regiones crees que están despertando más interés entre tu audiencia ahora mismo?

Por países, mi comunidad latinoamericana y de Miami está fortísima. Chile es muy activo, Argentina y México también. En España somos más conservadores y críticos; ejemplo: defiendo cava/corpinnat, pero el champán arrasa en views. Subo champán = 1 M; cava = 100 K. Hay que defender lo nuestro sin comparaciones absurdas.

¿Cómo imaginas el futuro del vino en redes: más entretenimiento, más formación o una mezcla de ambos?

70/30 entretenimiento-formación. No es un WSET 2: las redes acercan el vino con entretenimiento. Me costó entenderlo, pero encontré el equilibrio. La formación profunda, en otros espacios; en redes, enganchar y subir un poco el listón.

Pablo
Pablo Teijeira (foto cedida por el entrevistado)

¿Tienes planes de dar el salto fuera de las pantallas (libro, eventos, elaborar tu propio vino)?

Sí, y me ilusiona mucho, pero quiero hacerlo con cabeza y a mi manera. Te cuento por partes:

  • Eventos: no me veo montando “catas serias” con apuntes y silencio sepulcral. Mi idea es crear cata-fiestas (o fiesta-catas): música, gente disfrutando, maridajes fáciles y formatos que ya funcionan en mi canal (tipo queso & vino, y sus spin-offs: vino & ostras, queso & chocolate, incluso maridajes con torreznos que ya hemos grabado). Quiero empezar con un evento trimestral, itinerante, y ojalá hacer paradas en Murcia, Madrid, Miami y Latinoamérica, donde mi comunidad está creciendo muchísimo. Objetivo: que alguien salga diciendo “he aprendido algo y encima me lo he pasado brutal”.

  • Libro: me gustaría, pero con mucho respeto por quienes han escrito obras grandes sobre vino. No quiero un manual académico; imagino un libro muy práctico y cercano, con capítulos cortos, mitos & verdades, guías de compra por tramos de precio, maridajes reales para casa y anécdotas de servicio de mis años de restaurante. Si repetimos esta entrevista en un año, me encantaría contarte que uno de estos tres proyectos ya está en marcha, y el libro es un buen candidato.

  • Mi propio vino: es el sueño. Pero no un “por-para” al uso con una etiqueta bonita y poco más. Quiero un proyecto con sentido en viñedo, o bien co-elaborar con una bodega que nos ceda una parcela concreta (co-branding), o un modelo tipo Envínate (trabajar en distintas zonas con identidad clara). Necesito un enólogo con el que haya química y una bodega “guay” que comparta la visión. Zonas que me tiran: Bullas (Murcia),montaña, verde, tres valles, muy infravalorada; me flipa también Bierzo y la Ribeira Sacra, pero para vivir y jubilarme me veo en Murcia. Sueño final: mi bodega pequeña en Bullas, cenas al atardecer mirando las cepas y vinos que defiendan calidad-precio y respeto por el oficio.

En resumen: sí al salto, pero sin prisa y sin postureo. Prefiero tardar un poco más y que, cuando brindemos, el proyecto huela a viñedo, comunidad y verdad.

¿Qué te emociona más: que un experto te reconozca o que un seguidor te diga que probó su primer vino gracias a ti?

Que un seguidor me lo diga, un millón de veces.

Si tuvieras que dar un consejo a alguien que empieza hoy como creador de contenido en gastronomía o vino, ¿cuál sería?

Constancia total. Un año hablándole a mi abuela, mi madre y dos amigos, subiendo un reel diario. Las redes son crueles y volátiles. Si no te gusta de verdad, es muy difícil.

¿Con qué brindis te gustaría cerrar esta entrevista?

Empezamos con fino y terminamos con champánSi pagas tú: Sir Winston ChurchillSi pago yo: Diebolt-Vallois Blanc de Blancs (o un Gobillard BdB). Estoy muy blanc de blancs últimamente.