Cerveza sin alcohol y la ley del redondeo

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Gabriela Sánchez
cerveza sin alcohol

Cada vez con más adeptos, la cerveza sin alcohol ya figura entre las bebidas más gustadas de España. Se ha convertido en una opción habitual para quienes quieren reducir su consumo alcohólico o evitar  sus efectos. Sin embargo, ¿está realmente libre de trazas? ¿Puede considerarse cerveza?

En España, se permite denominar “sin alcohol” a las cervezas con menos del 1% de volumen alcohólico, y muchas “0,0” contienen hasta 0,04%, aunque muchas veces no se declara, o, en realidad, sí, porque simplemente se permite incluir un solo decimal y entonces, pasan cosas…cosas de las leyes del redondeo. 

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Mitos y ciencia de la cerveza 0,0

El proceso para obtener la llamada cerveza sin alcohol tiene dos vertientes: evitar que se genere alcohol o eliminarlo después. En el primer caso, se ajusta la maceración —para limitar la cantidad de azúcares disponibles—, deteniendo la fermentación en frío o usando levaduras especiales que producen menos etanol.

Mientras, en la segunda se apuesta por retirar el alcohol una vez formado, bien a través de la evaporación del etanol o mediante procesos físicos más sofisticados como la destilación al vacío o la filtración por membranas, las cuales permiten conservar parte de los aromas. Pero ninguna logra eliminar el alcohol al 100%.

Estrechamente relacionado a ello, llega la principal queja de los consumidores ortodoxos: el sabor. En este caso no cabe dudas de que nunca será el mismo, puesto que se pierden inevitablemente sus notas afrutadas o florales. En cambio, buscan suplirse con la introducción de extractos del mosto o técnicas biotecnológicas que producen compuestos del lúpulo.

Pero, si miramos sus virtudes, encontramos que este producto adquiere otras aplicaciones en la gastronomía, como ingrediente en la cocina para marinar carnes o hacer salsas, gracias a su bajo porcentaje de alcohol e incluso se ha popularizado como bebida de recuperación, tras un alto gasto de energía física.

No obstante, la conclusión es que la 0,0 no existe. De hecho, en muchos casos no se recomienda su consumo a menores o embarazadas. Pero tampoco puede catalogarse como un refresco, ni agua con gas. Ojalá pronto la nueva invención de la industria sea igualarla en su sabor, eso sí antes de que acabe el verano. 

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Gabriela Sánchez

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