
n el vasto universo de la coctelería clásica, el Blinker es uno de esos tragos que parecen olvidados, pero que regresan con fuerza cuando los bartenders buscan autenticidad. Nació en la década de 1930, en plena época dorada de los cócteles, y debe su nombre al guiño (blink) que despierta en quien lo prueba: un golpe sutil de whisky de centeno, la frescura del pomelo y un toque dulce de granadina natural.
Sencillo, equilibrado y con una historia discreta, el Blinker fue popularizado por Patrick Gavin Duffy en The Official Mixer’s Manual (1934), donde lo describía como una bebida para quienes disfrutan de sabores directos, cítricos y sin adornos.
Ingredientes y preparación
El Blinker se compone de solo tres ingredientes, una trinidad perfecta de sabor y equilibrio:
- 60 ml de whisky de centeno (rye whiskey)
- 30 ml de zumo de pomelo fresco
- 1 cucharadita de granadina casera
Preparación:
Agita todos los ingredientes con hielo en una coctelera hasta que estén bien fríos. Cuélalo en una copa coupé o de cóctel previamente enfriada. No necesita decoración, aunque una piel de pomelo puede realzar su aroma.
El resultado es un cóctel limpio y elegante, donde el carácter especiado del centeno se suaviza con la acidez del pomelo y la dulzura afrutada de la granadina.
El renacimiento de un clásico olvidado
Durante años, el Blinker quedó eclipsado por cócteles más populares como el Whiskey Sour o el Old Fashioned, pero su renacimiento ha llegado de la mano de la nueva coctelería artesanal. Bartenders contemporáneos lo redescubren como un ejemplo de simplicidad bien entendida: tres ingredientes, cero pretensiones y un sabor que atraviesa décadas.
Además, la tendencia de volver a los destilados con personalidad, especialmente el rye whiskey, ha devuelto al Blinker su merecido protagonismo. Hoy, puede encontrarse en las cartas de bares de autor de Nueva York, Londres o Madrid, donde vuelve a hacer honor a su nombre: un cóctel que “parpadea” en la memoria del paladar.
Este cóctel fue, durante años, el favorito de los actores simbolo del glamour clásico de Hollywood
El Blinker y la nueva cultura líquida
El auge de los cócteles vintage y del slow drinking ha traído consigo una revalorización de bebidas como el Blinker. Es un cóctel que no busca deslumbrar con humo ni colorantes; su encanto está en la pureza y la historia que destila cada sorbo.
En tiempos donde la coctelería se cruza con la gastronomía, el Blinker se adapta con facilidad: acompaña bien a platos ahumados, carnes curadas e incluso postres con cítricos.
El Blinker es un cóctel con alma de otra época y vigencia absoluta hoy. Una receta minimalista que demuestra que no hacen falta muchos ingredientes para alcanzar la perfección: solo un buen whisky de centeno, pomelo fresco y granadina natural.








