Seamos sinceros: en Navidad nadie está para dar lecciones. Llega esa época maravillosa de cenas de empresa, brindis improvisados, fiestas que “solo serán un rato” y que acaban con alguien cantando villancicos a las tres de la mañana. Y claro… al día siguiente llega ella: la resaca. Esa mezcla de dolor de cabeza, sed de desierto, estómago revuelto y promesas de “no vuelvo a beber nunca más” que, spoiler, se incumplen cada 12 meses.
Lee también: ¿Es posible emborracharse sin alcohol?
Pero hay buenas noticias: la resaca no se cura, pero se combate. Y lo mejor de todo es que puedes hacerlo con alimentos que probablemente ya tienes en casa.
Los mejores alimentos para combatir la resaca (especial cenas navideñas)
1. Huevos: tu equipo de emergencia matutino
Si hay un alimento que debería declararse Patrimonio Navideño Anti-Resaca, son los huevos. Ricos en cisteína, ayudan a tu cuerpo a recuperar el glutatión, ese antioxidante que se agota cuando bebes más de la cuenta. En resumen: los huevos ayudan a tu cuerpo a eliminar los restos tóxicos del alcohol. Tortilla francesa, huevos revueltos o cocidos… lo que el estómago aguante.
2. Plátanos: potasio para volver a la vida
El alcohol deshidrata, y cuando lo hace te roba potasio. La solución para la resaca rápida y dulce: un plátano. En menos de lo que tardas en abrir un ojo, te ayuda a reponer electrolitos y a estabilizar esa sensación de debilidad digna de un lunes eterno.
3. Sopa de pollo con fideos: caldito reparador de toda la vida
Si alguien merece el Nobel de la resurrección después de una noche de excesos, es la sopa de pollo con fideos. Rehidrata gracias a su alto contenido en sodio, es suave para el estómago y aporta calor, consuelo y vida nueva en pleno invierno.
Y lo mejor: no tienes ni que cocinar. Hoy en día todos los supermercados venden caldos ya preparados y, seamos sinceros, ¿quién no tiene un brick olvidado en la despensa? Abrir, calentar y volver a la vida. Tu abuela ya lo sabía: un buen caldo arregla casi todo. Y la resaca, desde luego, no es la excepción.
4. Pepinillos: sodio al rescate
Parece un capricho extraño, pero los pepinillos (y su jugo) son un clásico anti-resaca. Después de una noche de copas pierdes sodio, y los pepinillos lo devuelven rápido. Si eres de los valientes que se beben un sorbo de la salmuera, enhorabuena: es casi una transfusión emocional.
5. Miel: energía sin asustar al estómago
La miel es rica en fructosa, que ayuda a tu cuerpo a eliminar el alcohol más rápido. No hace milagros, pero acelera el proceso. Un poco en agua tibia o sobre una tostada te sube el azúcar sin darle a tu estómago otra batalla que pelear.
6. Galletas saladas: lo justo para estabilizarte
Cuando bebes, tu hígado deja de regular el azúcar en sangre. Resultado: te levantas con un bajón que ni el final de “Love Actually”. Las galletas saladas son fáciles de digerir, aportan carbohidratos rápidos y te ayudan a recuperar energía sin marearte más. La receta del día después es simple: galletas saladas, sofá y silencio.
7. Jengibre: el amigo fiel contra las náuseas
Si lo tuyo no es dolor de cabeza sino estómago en huelga, el jengibre es tu mejor aliado. Se ha usado durante siglos para combatir la náusea y funciona igual en la resaca. En infusión, rallado en agua caliente o incluso en caramelos: lo que puedas tolerar. A veces lo único que necesitas es que el mundo deje de dar vueltas.
Consejos extra que siempre funcionan con la resaca
- Rehidrátate como si hubieras cruzado el Sáhara. Agua, isotónicos, agua de coco o caldo. Lo que mejor te entre, pero bebe.
- No seas héroe: duerme. Tu cuerpo está en modo reparación. Ayúdalo.
- El café puede ayudar. No cura la resaca, pero te pone en marcha y quita la niebla mental. Eso sí: primero bebe agua.
No tenemos la cura mágica para la resaca (y si existiera, ya sería viral). Pero con estos alimentos y un poco de cariño a tu cuerpo, la resaca navideña es mucho más llevadera. Brinda, disfruta, ríe y baila. Y si mañana te levantas con el mundo en tu contra… ya sabes qué buscar en la cocina.
