Ochío, abrazo a la tradición de la pascua jienense

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Gabriela Sánchez
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pan de ochío

Ya sea como aperitivo o postre, el ochío no puede faltar en ninguna mesa de Jaén. La gastronomía andaluza atesora esta receta entre sus clásicos. Se trata de un bollito que debe su nombre a la porción de masa empleada en su elaboración, ya que representa la octava parte de la masa de un pan convencional.

La esencia de la elaboración es el uso de los hornos de leña y por supuesto el aceite de oliva virgen extra, como no podía ser de otra manera en tierras jienenses…Un abrazo a la tradición

La dualidad de los ochíos: dulces y salados

La versatilidad del ochío se manifiesta en su sabor, que varía según la localidad. En Úbeda, Baeza, Linares y otras zonas de la comarca de La Loma, los ochíos se suelen consumir más en su versión salada, aderezados con pimentón y sal, y frecuentemente rellenos con productos tradicionales como morcilla, picadillo, atún o tomate

En cambio, en la capital de Jaén, la tradición apuesta por los ochíos dulces, hoy endulzados con azúcar espolvoreada en sustitución de la miel que era típica en sus orígenes cuando se solían comer para pascua, y perfumados con anís. 

El carácter especial del plato se conserva con fuerza en Torreperogil o Sabiote,  donde el ochío forma parte del día a día y de las festividades.

Se trata, sin dudas, de un embajador de la cocina de Jaén que viene bien lo mismo como antesala o cierre de unos buenos andrajos

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