Sabor a bar con la salsa brava de Juana Madrid

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Maria Carrasco Lloria
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Salsa Brava Juana Madrid

"Cuando vuelvas a Madrid, chulona mía", lo que no puedes dejar de probar son unas auténticas patatas bravas. A la manera tradicional de Agustín Lara, combinada con  la gastronomía más castiza, entre vermús bien servidos, cañas tiradas en vaso pequeño y bares de toda la vida, Madrid se saborea mejor con una ración de bravas - o una oreja frita, un torrezno o una tortilla de patatas, todo bien regado de salsa brava, claro-. Con ese espíritu tradicional y chulapo nace Juana Madrid, una salsa brava cocinada a fuego lento durante tres generaciones.

Una historia castiza de bar y bravas con alma

Aunque la marca Juana Madrid tiene una trayectoria de siete u ocho años, Ana y Juanma llevan la hostelería en la sangre. El Bar Arci, fundado en 1963 por el abuelo de Ana, fue su primer hogar y no hay mejor inspiración que la casa. Cerró en 2018,  pero dejó una imagen imborrable entre quienes lo frecuentaban: mesas llenas de bravas muy crujientes, comandas cantadas y un olor a salsa casera que marca todos los sentidos. 

Fue ahí donde Ana supo que su destino estaba entre fogones y que Juanma, que también se había criado detrás de la barra del bar de su padre, sería quien la acompañaría en esta aventura de seguir con el sueño familiar. Con ese legado y buen sabor de boca, la pareja decidió emprender con un producto que más que salsa es identidad.

Ana y Juanma aseguran que Juana Madrid tiene todo lo que se espera de una salsa brava casera: que recuerde a "tertulias con amigos, domingos de aperitivo, o veranos de terraceo”, es decir, que sea "de bar" y que tenga esencia. 

Salsa brava para todo y para todosJuana Madrid

Bares, tiendas gourmet y amantes de la buena brava aprecian la marca de Ana y Juanma por sus sabores y valores. Rojo intenso y con un picante moderado, verter la salsa brava sobre cualquier tapa es un placer inédito, de los que siguen erizando la piel y hacen salivar. Para gusto de todos, Juana Madrid se ha reinventado hacia nuevos sabores que van desde la moderación del picante o con un punto extra, hasta las combinaciones de salsa brava con trufa y miel, mango y curry, y cilantro y chile.

El estándar de calidad de Juana Madrid es refrendo de su receta familiar adaptada a los tiempos. Con una salsa brava hecha a base de tomate, pimentón ahumado de primera calidad y la consistencia justa para un buen salseo, Juana Madrid invita a todos a probarla ya que no contiene gluten ni lactosa, así como todos sus ingredientes son naturales sin endulzantes ni espesantes. Eso sí, ¡siempre bien agitada!

Chula, chulapa y orgullosamente madrileña

Con la personalidad que le confiere continuar el legado de un mítico, Juana Madrid eligió a la capital como emblema. Su nombre es uno de esos que implica tradición, carácter y autenticidad, con su cuna como apellido.

Tras la imagen de una chulapa moderna, con parpusa original y pañuelo de cuadros, clavel enmarcando (rojo o blanco, a interpretación de cada uno) y la puerta de Alcalá como fondo, se ilumina la salsa brava Juana Madrid, que acompaña platos y corazones. Y además, con San Isidro llamando a la puerta, sabe mejor.

Credito
Maria Carrasco Lloria

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