Café Gijón: el adiós al alma de Madrid

Café Gijón: el adiós al alma de Madrid
El histórico Café Gijón cambia de manos tras más de un siglo. Adquirido por Grupo Cappuccino, promete mantener su esencia. Un símbolo cultural de Madrid que resiste la transformación de la ciudad en escaparate gastronómico.
Café Gijón
Café Gijón
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Redacción Excelencias
Viernes, Octubre 31, 2025 - 11:07

Igual que un amante que jura eternidad después del tercer gin tonic, en Madrid cada semana nace un restaurante nuevo. Promete autenticidad, alma, revolución.
Un mes después muere discretamente, sin funeral. Reemplazado por su clon idéntico: mismo concepto, mismo tartar, solo que ahora en inglés, porque la mediocridad, cuando se pronuncia con acento extranjero, suena más moderna.

La nueva restauración ya no sabe a cultura: sabe a selfie y burrata trufada. A experiencias fugaces y marketing con luces de neón. En esa fiebre de lo “instagrameable”, los lugares donde antes se pensaba, se escribía o se discutía la vida, se apagan uno a uno.

El Café Gijón: más que un café, una patria emocional

Hoy bajo al Gijón por última vez. El reflejo del cristal me devuelve un rostro cansado, el de una ciudad que ha cambiado demasiado rápido.
El Gran Café Gijón, fundado en 1888, en pleno Paseo de Recoletos, fue mucho más que una cafetería: fue un templo de la conversación, del arte y de la política, donde generaciones enteras aprendieron a vivir a golpe de tertulia.

Por sus mesas pasaron Galdós, Valle-Inclán, Ramón y Cajal, Benavente, Lorca, Dalí o Buñuel.
Y en 1949, Fernando Fernán Gómez inmortalizó su espíritu creando el Premio Café Gijón de Novela Corta, un homenaje a esas veladas donde la palabra era el plato principal.

De tertulia a transacción: una venta que marca época

Después de más de un siglo en manos de la familia Escamilla, el Café Gijón ha sido adquirido por Grupo Cappuccino, empresa especializada en gastronomía de lujo con presencia en Mallorca, Ibiza, Málaga y Suiza.
La operación, asesorada por Busquets Gálvez, pone fin a una era y abre otra marcada por la incógnita: ¿puede el lujo conservar la esencia de un lugar hecho de historia?

Desde el grupo aseguran que el Café de Gijón conservará la esencia que le ha acompañado a lo largo de su historia, y que el local reabrirá tras su reforma en enero.

Sin embargo, el debate ya se ha encendido: ¿puede mantenerse la autenticidad cuando se redecora la memoria?

El espíritu del Gijón: tertulia, humo y literatura

Durante décadas, el Gijón fue un escenario de vida madrileña.
Allí se cruzaban periodistas y poetas, actores y políticos, viajeros y soñadores.
El aroma del café se mezclaba con el humo de los cigarros y las ideas. Era un refugio donde el tiempo se ralentizaba y la conversación se convertía en arte.

Hoy, en una ciudad donde los cafés parecen diseñados por algoritmos, el cierre simbólico del Gijón es más que una transacción comercial: es el final de una época, el eco de un Madrid que ya no existe.

Una nueva etapa, un viejo deseo

La historia del Gijón siempre ha sido de resistencia. Fundado por Gumersindo García, reformado por Benigno López Jabato en 1925, sobrevivió a guerras, dictaduras y modas pasajeras.
Quizá también sobreviva al diseño minimalista y a los cócteles con nitrógeno líquido.

El deseo de todos los que lo amaron es el mismo: que, más allá de los cambios estéticos, siga habiendo un rincón donde el café y la palabra mantengan su poder de encuentro.

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