
Estómago y cerebro parecen alejados en la anatomía humana, pero la ciencia los acerca. La razón es que la relación entre la memoria y lo que comemos es bastante estrecha. De hecho, de ahí surgen los llamados alimentos neuroprotectores, aquellos que, por su contenido en nutrientes específicos, ayudan a mantener la salud del sistema nervioso y a prevenir el deterioro cerebral.
Las sustancias que hacen posible la ecuación son los ácidos grasos omega-3, en especial el DHA, esencial para el desarrollo y mantenimiento de las neuronas. Las investigaciones sobre alimentación saludable apuntan a que el consumo regular de pescado graso —como salmón, sardinas o caballa— provocan una menor tasa de deterioro cognitivo. Un efecto similar se ha observado para la maduración cerebral del bebé durante el embarazo y la lactancia.
Por otro lado, el estrés oxidativo es uno de los principales enemigos del cerebro. De ahí la necesidad de consumir alimentos ricos en antioxidantes, como frutos rojos, cítricos, verduras de hoja verde o arándanos y manzanas, por su alto contenido en polifenoles.
En cambio, se deben evitar grasas trans y alcohol en exceso, debido a que deterioran las neuronas y su funcionamiento, así como consumir glucosa en dosis muy pequeñas, porque puede provocar hipoglucemia, afectando funciones como la memoria y el juicio.
En este contexto, la dieta mediterránea ha ganado protagonismo. Gracias a la alta presencia de frutas, verduras, legumbres, pescado, aceite de oliva y frutos secos, ha sido asociada en varios estudios con un menor riesgo de deterioro cognitivo y Alzheimer.
Estos son los alimentos neuroprotectores
- Frutos rojos, cítricos, vegetales de hoja verde y crucíferas (como el brócoli y la coliflor)
- Pescados grasos (salmón, sardinas, caballa, atún, arenques), la recomendación es consumir 2-3 veces por semana.
- Palta (aguacate), semillas y aceite de oliva virgen extra
- Huevos: Aportan colina
- Legumbres, cereales integrales y levadura nutricional (fuentes de vitaminas del complejo B, zinc y magnesio)
- Frutos secos (nueces, almendras, avellanas): Ricos en vitamina E, antioxidantes y grasas buenas.
- Chocolate negro con 85% de cacao o más (favorece la circulación cerebral y el rendimiento cognitivo)
- Semillas de lino, chía, nueces y aceites vegetales (linaza, soja, canola), contienen omega-3 vegetal, complementando el DHA marino.
- Agua (consumir dos litros al día)
No obstante, la dieta no actúa sola, para obtener resultados notables es preciso evaluar los estímulos intelectuales, las relaciones sociales y el contexto emocional y económico. Es en su conjunto que se garantiza la plenitud cognitiva.
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