¿Cómo afecta el hambre a la concentración?

¿Cómo afecta el hambre a la concentración?
Pasar hambre o comer mal produce efectos muy similares a la falta de sueño o la deshidratación: el cerebro entra en un estado de agotamiento que dificulta la toma de decisiones y la memoria a corto plazo.
La importancia de la dieta para mantener la concentración
La importancia de la dieta para mantener la concentración
Maria Carrasco
Martes, Noviembre 11, 2025 - 13:14

Existen múltiples motivos por los que nos haríamos esta pregunta. La relación entre alimentación y concentración es mucho más estrecha de lo que pensamos. Cuando el cuerpo pasa hambre o se somete a dietas demasiado restrictivas, el cerebro deja de funcionar a su nivel óptimo. No se trata solo de que “el hambre sea mala consejera”, sino de que literalmente el rendimiento cognitivo disminuye.

Cuando no comemos lo suficiente, los niveles de glucosa en sangre bajan y el cerebro, principal consumidor de energía del cuerpo, empieza a ralentizar sus funciones. Esto puede provocar dificultad para concentrarse, fatiga mental, cambios de humor e incluso una mayor predisposición a sufrir episodios depresivos.

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El hambre y el rendimiento mental

Este impacto es especialmente evidente en personas que siguen dietas restrictivas o deportistas que deben controlar su peso. Por eso, los nutricionistas especializados en alto rendimiento realizan un seguimiento constante, asegurando que los niveles de energía se mantengan estables para que la concentración no se vea afectada.

De hecho, pasar hambre o comer mal produce efectos muy similares a la falta de sueño o la deshidratación: el cerebro entra en un estado de agotamiento que dificulta la toma de decisiones y la memoria a corto plazo.

Qué comer para mejorar la concentración

Una buena alimentación es clave para mantener el foco y el equilibrio mental. Si notas dificultades para concentrarte o sientes malestar relacionado con el hambre, lo más recomendable es evitar dietas extremas como el ayuno intermitente y no saltarte el desayuno, que actúa como el principal combustible del día.

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Nutrientes que favorecen el rendimiento cognitivo:

  • Zinc: mejora la memoria y la agudeza mental.

  • Ácidos grasos Omega-3: presentes en pescados azules y semillas, favorecen la comunicación neuronal.

  • Polifenoles: antioxidantes naturales que protegen las células cerebrales (presentes en frutas, verduras y té verde).

Alimentos y hábitos que conviene limitar:

  • Exceso de cafeína.

  • Grasas saturadas y alimentos ultraprocesados.

  • Azúcares refinados, que provocan picos de energía seguidos de fatiga.

En resumen, mantener una alimentación equilibrada y regular no solo cuida tu salud física, sino que también protege tu mente, tu estado de ánimo y tu capacidad de concentración.