Mangostán: un tesoro frutal de Asia

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Gabriela Sánchez
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mangostán

Lo exótico atraviesa al mangostán desde el nombre hasta su forma. Fruto del árbol de hoja Garcinia mangostana, típico del sudeste asiático, el alimento ha cobrado últimamente fuerza en la despensa saludable ya no solo en la región oriental sino también en Europa. Y es que su perfil nutricional lo convierte en un aliado formidable para el bienestar.

De color púrpura intenso, pero interior blanco y jugoso, el mangostán se distingue por un sabor agridulce, que recuerda a una mezcla entre cítricos y melocotón. De hecho, tales cualidades le han permitido moverse entre lo dulce y lo salado en la cocina. Aunque su verdadero poder está en sus virtudes para la salud…un superalimento en toda regla.

Los beneficios del mangostán

El secreto del mangostán reside en sus compuestos bioactivos, especialmente las xantonas, potentes antioxidantes que han captado el interés de la comunidad científica. Tales sustancias se traducen en una mayor neutralización de radicales libres, y a su vez en un impacto positivo en la prevención del envejecimiento celular y en la reducción del riesgo de enfermedades crónicas como problemas cardiovasculares o diabetes. 

A su vez, las xantonas presentan propiedades antiinflamatorias, antivirales e incluso antitumorales. De ahí que se evalúe hoy su potencial para tratamientos médicos específicos. Asimismo, posee vitaminas clásicas como la C y la E, buenas para la salud cardiovascular e inmunológica.

Otro de los atractivos del mangostán es su bajo contenido calórico. Por ejemplo, una porción de 100 gramos aporta apenas 73 calorías. Ello, unido a la alta cantidad de fibra que posee, se vuelve una opción excelente para regular el apetito así como para el tránsito intestinal.

El mangostán presenta propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, antivirales e incluso antitumorales

¿Para qué puede usarse el mangostán y cómo tomarlo? 

El mangostán puede comerse tanto crudo y solo como en ensaladas, postres, batidos, sorbetes, salsas agridulces, mousses, etc. No obstante, en términos medicinales, lo más tradicional es usar su cáscara como tratamiento para la fiebre, las infecciones y el dolor muscular. 

Vale destacar que el mangostán no está exento de efectos adversos. Aunque solo ocurre tras su consumo en exceso,los más comunes son el estreñimiento, hinchazón y náuseas. Además, por su potencial para ralentizar la coagulación sanguínea, no debe combinarse  con anticoagulantes ni consumirse antes de intervenciones quirúrgicas.

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Gabriela Sánchez