
Hace 18 años, en el corazón del Delta del Ebro, una familia decidió cambiar el rumbo de su historia. Como tantos otros agricultores, estaban integrados en la cooperativa local. Pero el desacuerdo con su gestión y filosofía impulsó a Jordi (marido de Eva), agricultor de vocación, a hablar con sus padres: "¿Y si producimos variedades diferentes, montamos un molino y comercializamos nuestro arroz?".
Así nació Lo Nostre Arròs, una empresa familiar que honra su nombre: el arroz que ellos mismos cultivan, muelen, envasan y venden.

Inspiración italiana, raíces catalanas
Eva, la mujer de Jordi, es quien nos cuenta la historia y cómo decidieron arrancar con este proyecto,
La inspiración vino del norte de Italia, concretamente del delta del Po, donde se produce hasta seis veces más arroz que en el Delta del Ebro. Allí adquirieron la maquinaria necesaria: molino, secadora y máquina de color. Tras tres años de trámites burocráticos, abrieron la empresa con una filosofía clara: monovarietales, sin mezclas, sin intermediarios y con precios justos e iguales para todos los compradores.
Variedades con identidad
En Lo Nostre solo se cultivan cuatro variedades: bomba, marisma, carnaroli, hoishi (ideal para sushi) e integral, todas 100% puras y trazadas desde la parcela de origen. No se mezclan ni se compran a terceros. Cada saco de arroz incluye su variedad, año de cosecha, parcela, polígono y rendimiento, garantizando la trazabilidad total del producto.
Agricultura responsable y sin intermediarios
Hoy gestionan 80 hectáreas de propiedad familiar en el Delta del Ebro, lo que les permite controlar todo el proceso: desde la transformación de las tierras hasta la comercialización. No aplican CO2 en la conservación, prefieren envasar al vacío para mantener el arroz libre de productos químicos. Además, priorizan la venta directa a tiendas gourmet, restaurantes y visitantes.
El arroz, como el vino, mejora con el tiempo
A diferencia del arroz industrial, Lo Nostre apuesta por conservar el grano en su cáscara hasta el momento del pedido. El arroz se blanquea y se envasa solo bajo demanda, preservando así su textura y propiedades nutricionales.
"El arroz, como el vino, mejora con el tiempo", explica Eva.
Calidad por encima del volumen
Aunque podrían crecer, han decidido no aumentar la producción,
"Vendemos solo lo que producimos".
Esta decisión garantiza la autenticidad del producto y protege el modelo familiar. Sus arroces requieren más cocción porque conservan más capas, lo que se traduce en más sabor, textura y valor nutricional.
Pedagogía y visitas al molino
Desde hace cuatro años, han abierto sus puertas al público: visitas guiadas por los campos, el molino y, próximamente, sesiones de cocina donde los visitantes podrán preparar su propio arroz. Estas actividades se intensifican en verano, aprovechando el turismo.
El objetivo: vender más arroz en casa, sin intermediarios, directamente al consumidor final.

Diversificación
La marca ha desarrollado productos como harina de arroz, cerveza artesana, tortitas, licor de arroz e incluso una edición limitada con oro de 23 kilates.
Un modelo con alma
Lo Nostre Arròs no es solo una empresa: es un manifiesto agrícola. Un proyecto que demuestra que es posible hacer las cosas de otra manera, con identidad, coherencia y respeto por el producto, el entorno y las personas.
"Aquí no se trabaja porque se tiene. Se trabaja con pasión."
En un mundo cada vez más impersonal, Lo Nostre Arròs es un ejemplo de cómo el producto local y artesanal puede competir, emocionar y conquistar paladares sin perder su esencia.