En un mundo gastronómico tiranizado por las redes sociales, los comensales son simples peones de una industria que mueve ficha en un tablero de tendencias que cambian más rápido que un pestañeo. Este fenómeno se hace especialmente visible en una receta: la hamburguesa. Lo que antes se apreciaba como simple fast food, pronto evolucionó hacia producto gourmet. Hoy conviven la hamburguesa más cara que un lingote de oro con otra cuya carne es de dudosa procedencia. Y ambas fascinan.
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En busca de la hamburguesa más bizarra
En Excelencias Gourmet nos hemos propuesto investigar cuáles son las hamburguesas más raras del mundo. Hablamos de aquellas cuyo concepto resulta desconocido, inexplorado o tan llamativo que cuesta creer que existan. Dejamos a un lado las hamburguesas con Lotus, Oreo o pistacho; las servidas entre gofres o aquellas vestidas en colores que ni Agatha Ruiz de la Prada.
No hablamos de gastrocringe, sino de burgers reales, creadas por cocineros que decidieron llevar el libre albedrío culinario a un extremo entre la risa, la practicidad y la mirada recelosa del consumidor, respaldados por un marketing exacerbado. ¿Acierto o fracaso? La respuesta solo la tiene el comensal (y las ventas).
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Las 5 hamburguesas más raras del mundo
1. Sushiburger
De hamburguesa tiene la forma, pero de los ingredientes clásicos, ninguno. Se trata de un tartar de salmón cubierto por dos “rebanadas” de arroz de sushi. Como complementos, aguacate y los ingredientes habituales del sushi o el poke. Nadie ha escrito las normas de la hamburguesa perfecta y, si alguien lo hizo, nadie las respetó.
2. Spaghetti burger o ramen burger
Una hamburguesa con los sabores del ramen no suena mal, salvo porque los fideos forman el pan. Difícil de comer, aunque su sabor no debería descartarse. Ya hemos visto hamburguesas carbonara o boloñesa, pero imaginar una con miso, algas o caldo de ramen lleva la experiencia a otro nivel. Nada que un buen chef japonés no pueda ejecutar.
3. Hamburguesa del abecedario
Su nombre se explica solo: una hamburguesa kilométrica con ingredientes que representan todas las letras del abecedario latino. No van en orden por razones logísticas, pero su aspecto recuerda a la Torre de Pisa… en versión burger.
4. Cheeseburger en lata
Por fortuna —o por desgracia— ya no existe. Durante un tiempo fue un éxito: una cheeseburger enlatada lista para comer en cualquier momento. Para disfrutarla caliente, lo ideal era calentarla al baño maría. ¿Fast food revolucionaria o simple comida con regusto metálico?
5. Meat water
¿Comer o beber? El meat water era un agua con sabor a hamburguesa, parte de un proyecto artístico del fotógrafo estadounidense Till Krautkramer. Aunque nunca llegó a venderse de forma masiva, el artista repartió muestras entre sus vecinos para crear conciencia sobre el consumo irresponsable de agua.
