

Desde un epitafio que dice “RIP” hasta otro que reza “una taza de harina bien colmada”, el nuevo libro To Die For: A Cookbook of Gravestone Recipes convierte los cementerios en los recetarios más inesperados del mundo.
Su autora, Rosie Grant, bibliotecaria e investigadora estadounidense, ha pasado más de un año recorriendo cementerios en doce estados para documentar y cocinar recetas inscritas en lápidas funerarias, recopilando 40 historias únicas donde la memoria se mezcla con el sabor.
Lo que comenzó como un proyecto académico durante la pandemia terminó convirtiéndose en una obra editorial publicada el 7 de octubre de 2024, que rescata la tradición, el duelo y la cocina familiar como parte del legado cultural de los difuntos.
El origen de una investigación insólita
Grant, mientras cursaba un máster en Biblioteconomía en la Universidad de Maryland, realizaba prácticas en el Cementerio del Congreso de Washington, donde digitalizaba archivos históricos.
Allí descubrió su primera “receta lapidaria” y decidió seguir el rastro.
En su cuenta de Instagram @ghostlyarchive, comenzó a compartir su hallazgo con humor y sensibilidad, hasta que la curiosidad se volvió viral: usuarios de TikTok y seguidores de todo el mundo le enviaban pistas de tumbas con recetas grabadas.
De las primeras spritz cookies hasta pasteles, sopas y salsas rancheras, Grant no solo documentó los epitafios sino que replicó las recetas originales, a menudo con la ayuda de familiares de los fallecidos.
Su trabajo mezcla arqueología culinaria y memoria emocional, recordando que las recetas son también una forma de eternidad.
Cuando las tumbas cuentan historias gastronómicas
Lejos de lo macabro, las tumbas que Grant retrata son testimonios de amor y cultura familiar.
Muchas familias decidieron grabar en las lápidas las recetas favoritas de sus seres queridos como una forma de mantener viva su memoria.
Algunas, incluso, incluyen ingredientes y pasos completos, transformando el mármol en libros de cocina inmortales.
Entre las más populares aparecen recetas de galletas de avena con chocolate, pasteles de zanahoria, pies de moras o sopas caseras.
Cada plato se convierte en una metáfora de lo que el difunto significó en vida: hospitalidad, dulzura, generosidad.
“Todo empezó con la lápida de Naomi Miller-Dawson. Era hermosa, como un libro abierto. Probé la receta, la publiqué en TikTok y tuvo un éxito increíble”, explicó Grant a The Guardian.
De los cementerios a las redes sociales
El fenómeno de las “recetas en tumbas” se ha vuelto viral en plataformas como TikTok e Instagram, donde usuarios comparten videos recorriendo cementerios en busca de epitafios culinarios.
Algunos incluso preparan las recetas junto a las tumbas como gesto de gratitud hacia quienes las legaron.
La iniciativa ha inspirado a otros investigadores como Chantall Lorachelle, creadora del proyecto Cemetery Photography, que recopila y cocina recetas encontradas en cementerios de todo el mundo.
Más allá de la anécdota, este movimiento refleja una nueva forma de conectar con la memoria, la cocina y el legado humano: lo que comemos también cuenta nuestra historia.

Cocinar como forma de recordar
El libro de Grant no es solo una colección de recetas: es un viaje emocional y cultural por la manera en que las comunidades preservan su identidad. Cada epitafio es un recordatorio de que la comida trasciende el tiempo.
Como ella misma señala en sus redes:
“No todos los héroes llevan capa. Algunos dejaron galletas en sus lápidas.”
To Die For invita a repensar la relación entre gastronomía y memoria, demostrando que la cocina, incluso desde la muerte, sigue siendo una forma de compartir amor.