¿Estás siempre inflamado? No comes mal, es el maíz transgénico

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Maria Carrasco Lloria
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Maíz transgénico

El maíz y el trigo son cultivos fundamentales en el sistema alimentario mundial. No solo son fáciles de incluir en la dieta y económicos, sino que además los consumimos casi sin darnos cuenta, pues están presentes en numerosos alimentos de nuestro menú diario. Sin embargo, el consumo excesivo de maíz puede resultar problemático para la salud, especialmente cuando proviene de cultivos transgénicos, que es, en la mayoría de los casos.

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El maíz en América y España: cifras que sorprenden

En América, el maíz es el ingrediente principal de muchas dietas. En Estados Unidos, una persona consume aproximadamente 900 kilos de maíz al año. En España, de las 37 millones de toneladas de trigo, cebada y maíz, 28 millones se destinan a la alimentación animal.

La industria alimentaria ha transformado este cereal en aceite, almidón, harina y jarabe de maíz alto en fructosa, uno de los ingredientes más perjudiciales que consumimos habitualmente. El abuso de estos productos puede provocar hipertensión, hipoglucemia, obesidad, hígado graso, cáncer colorrectal y diabetes tipo 2.

recolección de granos de maíz
Recolección de grano de maíz

Un enemigo invisible pero presente

Aunque muchos alimentos no contienen maíz como tal, sí está presente en numerosos ingredientes que pasan desapercibidos: aliños, salsas, chicles, quesos, sopas o mayonesas, además de cereales, galletas, pan y tortitas. También se encuentra en muchos refrescos.

National Geographic cita a Jen Messer, presidenta de la Academia de Nutrición y Dietética de New Hampshire:

“La dependencia excesiva de un solo alimento puede provocar desequilibrios en la ingesta de nutrientes, lo que puede derivar en deficiencias u otros problemas de salud”.

Las sustancias con las que se enriquece el maíz son altamente inflamatorias y dificultan el metabolismo, según oncólogos y dietistas. Por su parte, el jarabe de maíz alto en fructosa contribuye a un consumo excesivo de azúcar refinado, representando hasta el 40 % de los azúcares añadidos diarios, según Alexis Supan, dietista y nutricionista de la Clínica Cleveland en Ohio.

Debido a su refinado, estos productos pierden nutrientes clave y provocan picos de glucosa en el organismo, complicando la regulación por parte de la insulina.

“Incluso en fuentes no alimentarias, la exposición a algunos de estos productos puede tener consecuencias a largo plazo, como alteraciones endocrinas y mayor riesgo de cáncer”, apunta Neha Pathak, presidenta del American College of Lifestyle Medicine de Missouri.

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Los peligros de la exposición al maíz transgénico más allá de la alimentación

Evitar el maíz es casi imposible, especialmente en América Latina y Norteamérica, donde está presente incluso en materiales no alimentarios: pajitas, libros, tintas o textiles, e incluso en algunos procesos de metalurgia. La clave es informarse sobre los productos que consumimos y, aunque lento, promover la denuncia y la concienciación puede ser efectivo para reducir riesgos.

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Maria Carrasco Lloria