
De Nueva York a la Ciudad de México, el boom del Ozempic, un medicamento originalmente creado para la diabetes tipo 2 y hoy popular por su efecto en la pérdida de peso, está cambiando la manera en que comemos fuera de casa. Menús mini, postres en formato degustación y bebidas reducidas son ahora parte de la experiencia gastronómica.
¿Estamos ante el fin del “plato bien servido” o frente a una nueva forma de disfrutar la cocina?
¿Qué es Ozempic y por qué afecta al mundo de la gastronomía?
Ozempic es un medicamento inyectable cuyo principio activo es la semaglutida, desarrollado originalmente para el tratamiento de la diabetes tipo 2. Su efecto más mediático ha sido la pérdida de apetito y la reducción de peso, lo que lo ha convertido en un fenómeno global, especialmente en Estados Unidos y Latinoamérica. Aunque no está pensado como fármaco “milagro” para adelgazar, su impacto ya se siente más allá de la salud: también en la forma en que comemos y en cómo la industria gastronómica adapta sus propuestas.
El Ozempic reduce el apetito, lo que significa que quienes lo consumen comen menos y dejan más comida en el plato. Este cambio de hábitos ha generado que muchos restaurantes adapten sus menús a una versión más ligera, con porciones pequeñas y menús degustación.
Del plato abundante a los menús mini
La tradición de los platos grandes y abundantes empieza a perder terreno frente a una nueva tendencia: lo justo, lo suficiente y variado.
- Medias raciones.
- Cócteles en copas más pequeñas.
- Postres individuales en tamaño degustación.
- Opciones de “picoteo saludable”.
En ciudades como Nueva York, Miami o Ciudad de México, ya se habla de “Ozempic-friendly menus”, pensados para clientes que buscan comer menos sin renunciar al sabor.
Algunos chefs señalan que el Ozempic no hace más que acelerar un movimiento que ya se venía observando: el comensal quiere calidad antes que cantidad. Otros, sin embargo, alertan de que esta ola de mini porciones puede ser más un reclamo de marketing que un verdadero cambio cultural.
Te puede interesar leer: ¿Síndrome postvacacional de verano? Claves nutricionales para volver a la rutina
Beneficios: salud y sostenibilidad
El fenómeno también abre el debate sobre la sostenibilidad gastronómica. Menos cantidad implica menos desperdicio alimentario, un tema crucial en la restauración. Además, fomenta una cocina más consciente en la que importa más la calidad del producto que el tamaño de la ración
Aunque muchos celebran el cambio, otros advierten que la moda de las mini porciones puede volverse elitista: platos más pequeños a precios elevados. El reto para los restaurantes será encontrar el equilibrio entre experiencia, rentabilidad y accesibilidad.
Te puede interesar leer: El Papel de España en la Medicina Culinaria
Todo apunta a que esta tendencia llegó para quedarse. El consumidor actual valora la salud, la estética y la sostenibilidad, y prefiere probar varias pequeñas porciones que enfrentarse a un plato enorme que no terminará.