El lujo sobre raíles: así es la gastronomía en los trenes más exclusivos de España

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Cristina Ybarra
Lujo sobre raíles

Viajar en tren nunca fue tan exquisito. España, con su red de trenes turísticos de lujo como el Transcantábrico, Al Ándalus y el Costa Verde Express, no solo invita a descubrir paisajes únicos, sino también a degustar lo mejor de la alta gastronomía regional sin salir del vagón. Son hoteles sobre raíles donde la experiencia culinaria es uno de los ingredientes más memorables del viaje.

Una mesa con vistas en movimiento

Los trenes turísticos de lujo de Renfe están diseñados para ofrecer una experiencia integral: cultura, confort, paisajes... y cocina de autor. Cada parada es una oportunidad para descubrir la riqueza gastronómica de cada región, mientras que, a bordo, el vagón restaurante se convierte en un templo del sabor.

El servicio a bordo está concebido al nivel de un restaurante gastronómico de alta gama, con chef propio, cocina a bordo y maridajes con vinos seleccionados. La vajilla, los manteles y hasta la presentación de los platos están pensados para que la experiencia se disfrute con los cinco sentidos.

El Transcantábrico Gran Lujo: una ruta por el norte, bocado a bocado

El Transcantábrico Gran Lujo recorre la cornisa cantábrica, desde San Sebastián hasta Santiago de Compostela, pasando por joyas como Bilbao, Oviedo, Llanes, Santander o Ribadeo. En sus vagones Belle Époque, el desayuno es servido en mesa con zumos naturales, repostería artesana y embutidos ibéricos.

Pero es en la comida y la cena cuando el viaje se vuelve verdaderamente gourmet: platos como fabada asturiana, merluza del Cantábrico o carnes de razas autóctonas desfilan en menús elaborados con productos de temporada. Además, muchos de los almuerzos y cenas se celebran en restaurantes de prestigio en las ciudades de parada, lo que amplifica la experiencia gastronómica.

Al Ándalus: sabor andaluz con clase histórica

Inspirado en los trenes reales de los años 20, el Al Ándalus recorre el sur de España desde Sevilla a Granada, Córdoba, Cádiz o Jerez. Su cocina rinde homenaje a la herencia andalusí, con sabores que evocan el mestizaje de culturas que caracteriza la gastronomía del sur.

En este tren se pueden degustar platos como el salmorejo cordobés, rabo de toro, arroz meloso con mariscos, o postres como tocino de cielo. Todo ello acompañado de una carta de vinos con etiquetas andaluzas, desde finos y manzanillas hasta tintos de la Sierra de Málaga.

Costa Verde Express: el Cantábrico al plato

Este tren comparte parte del recorrido del Transcantábrico, pero con identidad propia. En sus rutas se saborean especialidades de Galicia, Asturias, Cantabria y el País Vasco. El queso Cabrales, el bonito del norte, el bacalao al pilpil o el chocolate con orujo forman parte del repertorio.

Cada jornada empieza con un desayuno servido en el vagón comedor y se complementa con visitas gastronómicas en destino, como queserías, bodegas o mercados tradicionales.

Cocina en movimiento, identidad inmóvil

Más allá de la sofisticación y el ambiente de época, lo que hace especial la gastronomía de estos trenes es su fidelidad al producto local y a las raíces culinarias de cada territorio. El equipo culinario adapta los menús según la temporada y el origen del pasajero, proponiendo una cocina con personalidad, emoción y respeto por la tradición.

Los chefs, en colaboración con expertos en vinos y productos locales, diseñan cada menú como un itinerario sensorial que acompaña al del tren. Aquí, el viaje y la comida son inseparables.

Quienes buscan experiencias gastronómicas exclusivas encuentran en estos trenes algo más que un medio de transporte: un escenario donde se conjugan lujo, historia y cocina regional de primer nivel. Un restaurante con ruedas donde cada estación es una excusa para brindar.

Porque si viajar ya es un placer, hacerlo con copa de vino en mano y frente a los viñedos de Jerez, los acantilados asturianos o las marismas andaluzas, lo convierte en una experiencia sensorial inolvidable.

 

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Cristina Ybarra