
El bocadillo no es solo pan con relleno, sino un reflejo de identidad, cultura y memoria colectiva. De la Plaza Mayor de Madrid a las calles de Nueva Orleans o Montevideo, recorrer el mundo a través de los bocadillos es una experiencia gastronómica irresistible. Cada país tiene su versión icónica que mezcla tradición, sabor y creatividad.
Hoy te presentamos algunos de los bocadillos que conquistan el mundo, cada uno con personalidad propia y capaces de despertar pasiones entre los amantes de la buena mesa.
Bocadillo cubano
Nacido en Florida con la comunidad cubana exiliada, combina cerdo asado marinado, jamón, queso suizo, mostaza y pepinillos, prensado en pan largo. Se consume especialmente en Miami y Tampa, siendo símbolo de unión cultural entre Cuba y EE. UU.
Lobster Roll
De Nueva Inglaterra (EE. UU.), es un lujo sencillo: pan brioche relleno de langosta fresca mezclada con mayonesa, limón y apio. Se sirve frío o templado y es plato estrella en los veranos de la costa este.
Bocadillo Campero
Originario de Málaga, el campero pan de mollete relleno de pollo, jamón cocido, queso, beicon, lechuga, tomate y mayonesa.
Pepito
El pepito es un clásico español: pan crujiente con filete de ternera a la plancha y pimiento verde. Se popularizó en bares madrileños del siglo XX como opción rápida y sabrosa.
Serranito
Sevillano por excelencia: lomo de cerdo, jamón serrano y pimiento verde frito. Suele acompañarse con tortilla francesa o tomate. Es símbolo de tapeo en el sur de España.
Muffuletta
Emblema de Nueva Orleans, creado por inmigrantes sicilianos. Pan redondo relleno de embutidos italianos, queso provolone y un picadillo de aceitunas marinadas con apio, coliflor, zanahoria y AOVE.
Bocata de calamares
Insignia de Madrid, especialmente en la Plaza Mayor. Pan de barra relleno de calamares fritos, con o sin mayonesa. Su aparente sencillez esconde un culto popular.
Bocadillo Almussafes
Típico de Valencia, combina sobrasada, queso fundido y cebolla caramelizada. Su mezcla de dulzor y picante lo hace irresistible.
Bocadillo Españolito
La versión más pura: pan con tortilla de patata, chorizo y pimientos verdes, la esencia de la cocina española en un solo bocado.
Bocadillo Galleguiño
Elaborado con productos de Galicia: pan de pueblo con pulpo, patata cocida, pimentón AOVE y cebolla caramelizada.
Bocadillo Chivito
Orgullo de Uruguay, es un banquete en pan: lomo de cerdo, jamón, queso, beicon, huevo, lechuga, tomate y mayonesa. Se sirve acompañado de papas fritas.
Bánh Mì
Fruto del mestizaje colonial francés y vietnamita. Pan de baguette relleno de cerdo marinado, encurtidos, hierbas frescas y salsas. Es fresco, crujiente y exótico.
Pastrami
Carne de ternera curada en salmuera que se ahuma. Su origen es de los países de Europa del este, y llegó a Estados Unidos de la mano de emigrantes. La receta original lleva pan de centeno y se sirve con mostaza, pepinillos y queso.
Francesinha
Este bocadillo es típico de Portugal, concretamente de Oporto. La francesinha lleva salchicha, chorizo, jamón, embutidos y filete de ternera. Además, va cubierto de queso fundido y se adereza con salsa de tomate.
Choripan
Este bocadillo es todo un icono argentino y su nombre es bastante literal: un chorizo asado entre dos trozos de pan. Esta tradición tan arraigada entre los argentinos (y también uruguayos y chilenos), se remonta al siglo XIX, cuando los gauchos de las zonas rurales empezaron a comerlo. Suele aderezarse con la típica salsa de chimichurri.
La Mitraillette
Nada más y nada menos que un bocadillo (generalmente media baguette) de carne cocida con patatas fritas y salsa. Su origen está en el periodo de entreguerras, primera mitad del siglo XX, y nació en la ciudad de Charleroi (Bélgica).
Torta ahogada
Un bocadillo que forma parte del legado cultural y gastronómico del estado de Guadalajara, cuyo nombre responde a la salsa de tomate (jitomate) con chile de árbol en la que se baña su mitad inferior. Se rellena con carnitas, carne de cerdo estofada en una salsa especiada hasta que se deshace, y frijoles refritos.
La vuelta al mundo en un bocadillo
Los bocadillos son patrimonio gastronómico mundial, capaces de adaptarse a cualquier cultura. Desde el humilde bocata de calamares madrileño hasta el refinado lobster roll estadounidense o el vibrante bánh mì vietnamita, cada uno cuenta una historia de territorio, mestizaje y pasión por la cocina.
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