Se busca camarero para verano

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Verónica de Santiago
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SE BUSCA CAMARERO

Cada verano se repite el titular: la hostelería española no encuentra camareros suficientes. En 2025, este problema se ha agudizado hasta el punto de que muchos bares y restaurantes han reducido sus horarios de apertura por falta de personal cualificado. Sin embargo, más que una urgencia estacional, esta situación pone en evidencia una crisis más profunda: la pérdida de vocación en la profesión de camarero.

¿Cuántos camareros hacen falta en España?

Según datos del SEPE, a junio de 2025 faltan más de 100.000 trabajadores en el sector de la hostelería, especialmente en puestos como camareros, ayudantes de sala y personal de barra. Las asociaciones de hostelería regionales reportan que 1 de cada 3 negocios tiene problemas para cubrir vacantes este verano.

En Excelencias Gourmet ya advertíamos que la vocación por servir se está perdiendo. Y no se trata solo de falta de formación o salarios bajos. Es un cambio de percepción cultural: ser camarero ya no se ve como un oficio digno, sino como un recurso provisional, casi de emergencia. Eso no se arregla contratando refuerzos en junio.

¿Qué significa ser camarero?

Ser camarero no es solo llevar platos. Es, según la RAE, la persona que sirve bebidas o comidas en bares, cafés, hoteles o restaurantes. Pero en la práctica, es mucho más: es el primer contacto con el cliente, el intérprete de sus necesidades, quien sostiene el ritmo de la sala y convierte una comida en una experiencia.

“El camarero no solo sirve. Es el rostro visible del restaurante, la primera impresión, la última palabra y, muchas veces, el motivo por el que un cliente vuelve.”

¿Quién quiere ser camarero? La crisis de vocación

El descenso de matrículas en escuelas de hostelería, especialmente en la rama de sala, refleja una desmotivación generalizada. Las condiciones laborales —jornadas partidas, sueldos bajos, escasa conciliación— dificultan que la profesión se vea como una carrera a largo plazo.

Durante décadas, ser camarero fue sinónimo de oficio, orgullo y destreza. Aquel que te conocía por tu nombre, que sabía cómo te gustaba el café, que percibía tu estado de ánimo sin necesidad de palabras. Era anfitrión, psicólogo, mediador y artista del ritmo de la sala. Hoy, ese perfil se diluye entre turnos eternos, contratos precarios y una percepción social que considera servir mesas una ocupación provisional, no una carrera profesional.

Empresarios y clientes acusan desinterés o falta de profesionalidad en los nuevos camareros, especialmente entre los más jóvenes. Pero también debemos preguntarnos: ¿Qué incentivo hay para comprometerse con un empleo que no garantiza estabilidad ni reconocimiento?

La solución no puede limitarse a “buscar más personal en verano”. Hace falta una apuesta real por formar, profesionalizar y valorar al camarero, ya sea en un bar de barrio o en un restaurante de estrella Michelin.

El futuro del camarero, clave para la gastronomía 

La gastronomía no se sostiene solo en los fogones. Se construye también en la sala, en el saludo inicial, en el maridaje sugerido, en el gesto amable que transforma el servicio. Sin camareros comprometidos, no hay experiencia completa.

La crisis del camarero en España es, en el fondo, una llamada de atención al modelo. Si no lo cuidamos, perderemos algo más que personal: empobreceremos la cultura gastronómica que tanto admiramos.

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Verónica de Santiago