
Sevilla acaba de protagonizar su mayor declaración de amor por la cerveza y el valor patrimonial que ella ocupa en la historia de la ciudad, con el diseño de un barrio entero dedicado a la bebida. Con la premisa de rendir homenaje a la antigua fábrica Cruzcampo fundada por los hermanos Osborne en 1904 y que dio vida a la marca de cerveza emblema de Andalucía.
Se trata de un proyecto urbanístico que llega con el nombre de barrio Cruz del Campo, donde se combinará memoria industrial y vida contemporánea. Ocupará los terrenos donde, hace más de un siglo, Tomás y Roberto Osborne levantaron la fábrica con la que soñaban producir una cerveza de sabor único, elaborada a bajas temperaturas y adaptada al clima andaluz. Desde entonces, en torno a aquella factoría nació una pequeña comunidad obrera, que hoy es germen del futuro barrio.
Entre los nombres propuestos para las vías destacan la avenida de los Maestros Cerveceros, la calle Gambrinus, la calle Lúpulo, la calle Cebada, el callejón de la Cerveza, la glorieta de la Antigua Fábrica o la plazuela de los Barriles.
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Cruzcampo y cerveza, donde todo empezó
El nombre de esta fábrica de cerveza española se inspiró en el cercano templete de la Cruz del Campo, una construcción del siglo XIV vinculada al viacrucis que dio origen a la Semana Santa de Sevilla. Ese vínculo entre tradición, identidad y territorio ha sido el eje de la propuesta.
De hecho, aunque hoy la fábrica ya no ocupa tal espacio, sino unas modernas instalaciones junto a la SE-40 en 2008, los antiguos terrenos de Nervión se han urbanizado con más de 2.000 viviendas —casi 900 de protección oficial—, además de un gran parque de 70.000 metros cuadrados.
El barrio Cruz del Campo representa así un modelo de regeneración urbana donde la identidad de marca y la identidad de ciudad convergen. No se trata solo de recuperar suelo para la vivienda, sino de mantener viva la memoria de una historia que forma parte del imaginario colectivo sevillano.








