
La historia de esta revolución gastronómica no comenzó en una cocina profesional, ni en una barra de pintxos en Donosti, ni siquiera en un laboratorio culinario de vanguardia. Empezó, como empiezan hoy muchas cosas, con una idea divertida, casi impulsiva, de un creador que solo quería jugar.
El barcelonés Dani Valls Halling, conocido como Dannychef (@soydanichef) en Tiktok e Instagram, decidió un día coger uno de los bocados más icónicos del país, la gilda, y darle un giro inesperado: reinterpretarla según la identidad culinaria de cada comunidad autónoma española.
Un juego, decía él.
Un experimento.
“Vamos a ver qué pasa”.
Y lo que pasó fue viralidad masiva, miles de reacciones y vídeos que ya superan el millón de visualizaciones.
Porque sí: las Gildas Autonómicas son un fenómeno. Y también un espejo delicioso de lo que somos como país.
La gilda: un lienzo en miniatura
No es casualidad que Dannychef eligiera la gilda como formato creativo. Pocas elaboraciones españolas permiten tanta libertad y tanta personalidad en apenas un bocado.
Una gilda es visual, inmediata, expresiva. Y, sobre todo, habla de territorio.
Aceituna, piparra, anchoa. Un trío perfecto… pero no inamovible.
Y ahí apareció la idea: ¿Y si cada comunidad autónoma tuviera su propia gilda, hecha con los productos que la definen?
Del juego al mapa gastronómico más viral de España
Lo que nació como una broma para redes pronto se convirtió en un mapa gastronómico alternativo, creativo y profundamente emocional.
Porque las Gildas Autonómicas no solo son “versiones regionales”:
son pequeñas postales comestibles.
Cada una se construye con ingredientes que representan no solo sabores, sino identidades:
- Andalucía con su salazón y encurtidos más luminosos.
- Galicia con conservas de mar que saben a Atlántico.
- Extremadura con sus ibéricos.
- Canarias con mojo y producto volcánico.
- Cataluña con boquerones, espencat o matices mediterráneos.
- País Vasco, por supuesto, con la gilda original como punto de partida y orgullo.
Todas diferentes, todas reconocibles, todas provocadoras.
“Las gildas son muy visuales y te permiten distinguir rápidamente los ingredientes”, explica el propio creador. Esa claridad visual, tan necesaria en redes, es parte del secreto del éxito.
La España que se come en vertical
Lo fascinante de esta serie es que, sin pretenderlo, se convierte en una de las propuestas más interesantes del food content actual: una forma simple, divertida y pedagógica de recorrer España a través del producto.
Cada vídeo es una pequeña lección de geografía emocional:
- Habla de producto local.
- Habla de técnicas tradicionales.
- Habla de orgullo regional.
- Habla de cómo comemos… y de cómo nos reconocemos.
En una época en la que el contenido gastronómico tiende a la espectacularidad vacía, Dannychef vuelve a la esencia: un palillo, tres ingredientes y una historia.
Cuando el humor se convierte en cultura gastronómica
El éxito de las Gildas Autonómicas no reside solo en el formato, sino en el tono.
En el humor blanco, en la complicidad, en esa forma ligera pero respetuosa de celebrar la diversidad culinaria del país.
Lo que empezó “entre risas”, como admite el propio creador, se ha convertido en una serie que muchos siguen con devoción. Y que ha abierto un debate interesante sobre el valor de reinterpretar lo tradicional sin perder la esencia.
Una tendencia que va más allá del entretenimiento
Este fenómeno revela varias cosas:
1. El público quiere territorio.
El producto local conecta, emociona, genera identidad.
2. España sigue enamorada del formato mini.
La tapa y el pintxo nunca fallan en redes.
3. La gastronomía viral no tiene por qué ser superficial.
También puede ser cultura, memoria y divulgación.
Y, sobre todo: La creatividad bien entendida no resta autenticidad: la amplifica.
¿El futuro? ¿Más gildas? ¿Más territorios?
Dannychef asegura que ya no es solo un experimento: es una serie en expansión.
Los seguidores le piden versiones, votan ingredientes y hasta envían propuestas regionales con orgullo patriótico.
Y él responde con imaginación, técnica y ese tono cercano que lo ha convertido en uno de los creadores gastronómicos más frescos del panorama digital.
La gilda nació en Donostia.
Hoy recorre España vestida con los trajes regionales que cada territorio le presta.
Un gesto sencillo, divertido y creativo que demuestra algo esencial: Que en un palillo también cabe un país entero.
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